Tal como todas las consultoras de opinión pública pronosticaban, los candidatos a la Presidencia de la República, Daniel Martínez, por el Frente Amplio (FA), y Luis Lacalle Pou, por el Partido Nacional (PN), disputarán la segunda vuelta el domingo 24 de noviembre.
También era esperado que ningún partido obtuviera mayorías parlamentarias, y así sucedió. De esta forma, el valor que cobra preponderancia en el mes que resta hacia el próximo acto eleccionario es el poder de negociación que demuestren ambos postulantes hacia afuera de sus partidos, lo que garantizará la gobernabilidad del período que viene.
A eso es a lo que ha apuntado el candidato nacionalista durante toda la campaña tras las internas, y el pasado domingo obtuvo sus primeros resultados luego de que los ahora ex postulantes a presidente Ernesto Talvi, del Partido Colorado (PC), y Guido Manini Ríos, de Cabildo Abierto (CA), afirmaran públicamente que le darían su apoyo. Esas definiciones, que no se hicieron esperar, lo colocan en una posición de gran ventaja en comparación con su contrincante frenteamplista.
De todas maneras, la construcción de la llamada “coalición multicolor” genera un desafío para Lacalle Pou, dado que sus integrantes poseen proyectos de país propios, que ahora deberán conjugar en una propuesta que sea representativa de la mayoría de la oposición.
Esa capacidad negociadora a la que desde un inicio ha apostado el líder blanco, deberá transformarla en acuerdos interpartidarios de cara a noviembre, y mantenerla en el próximo quinquenio para la aprobación de leyes en el Parlamento.
Un gran reto para atravesar en una elección que no está definida
En este escenario, el FA tendrá que sortear un reto mucho mayor, que consiste en buscar apoyos directamente en los votantes de los partidos que no son proclives a votarlo, porque no tiene margen para acordar con los dirigentes de estos partidos, que ya tomaron la postura contraria. Quizás pueda encontrar en algunas colectividades más pequeñas una posición favorable.
De todos modos, la coalición de izquierda, después de 15 años al mando, continúa siendo la primera fuerza política del país y así quedó de manifiesto en los resultados del escrutinio nacional, al superar el 39% de los sufragios.
Esto significa que, aunque Lacalle Pou corre con bastante ventaja si se consideran los apoyos que ya le fueron confirmados, la elección de noviembre será competitiva y es difícil asegurar el ganador cuando todavía falta un mes de campaña.
Además, Martínez tiene la experiencia que le dejó la Intendencia de Montevideo en el diálogo con otros partidos en pos de la concreción de iniciativas, y en ocho ocasiones logró su objetivo. En ese antecedente también se basará para pedirles a los uruguayos que depositen en él su confianza, tal como sostuvo en el discurso del domingo y reafirmaron a La Mañana fuentes partidarias.
De hecho, explicaron que el aspirante a presidente por el oficialismo ya ha comenzado un camino de conversaciones con otras colectividades políticas, recordando sus propias palabras de la noche de los comicios: lejos de ser un diálogo de la “vieja política” en base al reparto de cargos, lo será en base a las ideas.
Allí, Martínez apeló a la importancia de apostar a la certeza, a la estabilidad y a los cambios, dejando de lado los ajustes y la incertidumbre, en clara alusión a los supuestos propósitos de la oposición. Finalmente, llamó a seguir construyendo un país más justo, más rico, con mayores oportunidades y donde haya lugar para el “desafío tecnológico”.
Los proyectos de país y la inclinación de la oposición hacia el cambio
Desde hace más de un año, la izquierda tiene su programa único elaborado con la participación de más de 30 comisiones temáticas, mientras que el plan de gobierno que ofrecerá la oposición comenzará a negociarse por estos días, y en ello están puestas las energías de los respectivos líderes opositores. Es por eso que a la brevedad se empezarán a reunir para detallar los acuerdos, según informaron a La Mañana fuentes nacionalistas.
En esa misma línea se expresaron también Talvi y Manini la noche del 27.
El colorado comenzó diciendo, en la sede de su partido, que “los resultados no se discuten”. De inmediato pronunció su posición en favor de Lacalle Pou, aunque admitió no estar “del todo satisfecho” con la votación.
Igualmente, fue optimista hacia el futuro, asegurando que el PC tiene mucho para aportar en la coalición de gobierno, y así lo hará, considerando que el país necesita un cambio.
Uno de los protagonistas de la noche fue CA, que alcanzó un 10% con solo seis meses de vida. En su discurso, Manini Ríos afirmó que el partido que dirige será la voz de los más postergados y de los más frágiles. Asimismo, teniendo en cuenta que “la gente quiere un cambio”, manifestó que “CA está por el cambio”, por lo cual le dará su apoyo a los blancos para el balotaje.
Por último, asumió que su fuerza respaldará políticas que busquen soluciones, por lo que iniciará el camino de construir “el país que todos queremos”.
Lacalle Pou fue el último en expresarse, y tuvo palabras para sus votantes, pero a su vez para todos los uruguayos. Señaló que su campaña no fue hecha para ganar una elección, sino “porque queremos cambiar un país”, y para eso tiene “un proyecto claro”. Agregó que si triunfa, la gente “no se va a llevar sorpresas”, y llamó a la construcción de “entendimientos que tienen que estar impregnados de humildad”, puesto que “el gobierno que viene no es un gobierno del PN, es un gobierno multicolor encabezado por el PN, que es sustancialmente distinto”.
Durante el mes de noviembre, los dos contendientes deberán enfrentar varios desafíos, pero también corren con algunas ventajas que les serán de utilidad a la hora de conseguir votos.
Ventajas
- Después de 15 años de gobierno, el FA sigue siendo la primera fuerza política del país.
- Martínez tiene un perfil ejecutivo y experiencia en cargos de esa índole.
- La izquierda cuenta con una militancia sólida que históricamente ha estado presente en respaldo a la coalición, y que dará la lucha por el balotaje.
Desafíos
- Debe buscar apoyos en los votantes de los partidos de la oposición. De lo contrario será muy difícil que logre el triunfo.
- Tiene la necesidad de reconquistar a los frenteamplistas desencantados, que cada vez son más, y que en octubre optaron por otro partido.
- En caso de ganar la segunda vuelta, el FA tendría que gobernar con minorías parlamentarias por primera vez desde que está en el gobierno.
Ventajas
- Ha realizado una campaña de varios meses en los que ha intentado alinearse a los demás grandes partidos de la oposición, que ya le confirmaron su apoyo.
- Ha demostrado una importante oratoria y cercanía con la gente en actos masivos.
- La oposición unida tendrá la mayoría en el Parlamento.
Desafíos
- Es necesario que acuerde un proyecto de gobierno que represente a la mayoría de la oposición.
- Debe demostrar que está a la altura de comandar el país careciendo de experiencia en el ámbito ejecutivo.
- En caso de obtener la victoria, tendrá que ser capaz de articular entre fuerzas políticas sustancialmente distintas para poder gobernar.