Las personas que se encuentran en situación de calle atraviesan diversas problemáticas. Se trata de un fenómeno multicausal que, según entienden las actuales autoridades, debe ser abordado atendiendo las dificultades de cada subpoblación por separado. Es por ello que, en esta materia, el Ministerio de Desarrollo Social (Mides) está abocado a diseñar estrategias de intervención personalizadas.
Desde el 2013, producto de una reestructura interna, en el Mides existen tres programas dirigidos a las personas en situación de calle: el que gestiona los refugios, el que atiende a mujeres con niños en centros de 24 horas y el que brinda servicios de cuidado a aquellos individuos con dependencia.
Sin embargo, las autoridades del gobierno de coalición consideran que el nivel de respuesta que se daba en los períodos anteriores era muy homogéneo para realidades muy heterogéneas y buscan modificar esa lógica, creando así estrategias de intervención personalizadas que apunten a cada subpoblación por separado.
En entrevista con La Mañana, el director de la división de coordinación de programas para personas en situación de calle, Gabriel Cunha, lo graficó de la siguiente manera: “en un mismo refugio podías encontrar un veterano de 65 años que nunca había aportado y estaba lejos de su etapa productiva, un chiquilín recién desinstitucionalizado del INAU, un recién liberado de prisión, una persona con problemas de salud mental y una con adicciones”.
Ese grupo de gente tan diversa tenía que convivir durante 15 horas al día, lo que complejizaba las condiciones de la estadía en el recinto, por lo cual, “esa no era la mejor respuesta que se podía dar como Estado”, agregó.
Ante este panorama, y también impulsados por la llegada de la pandemia, una de las primeras definiciones que tomaron fue la de hacer crecer la capacidad de los centros de 24 horas, sobre todo, para las personas mayores, por estar dentro de lo que el Ministerio de Salud Pública califica como población de riesgo. Rápidamente se generaron unas 300 plazas y se pudo aislar a mucha gente.
A su vez, se constituyó un nuevo programa de viviendas con apoyo. El mismo busca atender a las personas que tienen potencial para que, a partir de contar con un techo, puedan trabajar en otras dimensiones de su vida, como la reinserción sociolaboral, la revinculación familiar o la generación de herramientas para su autonomía.
El año pasado, gracias a un convenio con la Agencia Nacional de Vivienda, se entregaron algunos apartamentos, y la meta para el final del 2021 es alcanzar las 300 plazas en este plan.
Cunha cree que el éxito en la atención a las personas en situación de calle viene de la mano de la posibilidad de dar soluciones a medida. El desafío, en ese sentido, es separar a las distintas subpoblaciones según su problemática y brindarles respuestas distintas, acordes a sus necesidades.
Por ejemplo, si una persona tiene chances de independizarse, pero le falta trabajo o estudios, debe ser derivada al programa de viviendas con apoyo, si un adulto mayor necesita ayuda del Estado, hay que llevarlo a un centro de 24 horas, si alguien tiene problemas de adicciones, tiene que ser tratado.
Un trabajo interinstitucional para dar soluciones integrales
Actualmente, el área que dirige el jerarca trabaja en coordinación con dos actores fundamentales para abordar algunas dificultades. Uno es la Dirección de Salud Mental de ASSE donde, por un lado, se busca paliar la gran prevalencia de problemas de salud mental en la calle y, por el otro, están profundizando en un proyecto de rehabilitación bajo el paradigma del consumo cero.
El otro es la Dirección Nacional de Apoyo al Liberado (Dinali), con la que diseñan estrategias para ayudar en la reinserción de aquellos privados de libertad que están próximos a terminar su condena. De hecho, el año pasado se instaló una oficina en el Comcar para contribuir con ese fin, y ahora están proyectando un centro en conjunto con la Dinali, con el propósito de que los liberados puedan acceder a las prestaciones que el Mides ofrece, como las viviendas con apoyo o la reinserción laboral a través de pasantías.
Este año, además, se va a crear una oficina de enlace laboral dentro de la Dirección Nacional de Protección Social del Mides, con el objetivo de generar el nexo entre privados, el Estado y otros actores para efectuar una intermediación laboral y de formación entre eventuales empleadores y personas en situación de vulnerabilidad.
El nivel de respuesta que se daba en los períodos anteriores era muy homogéneo para realidades muy heterogéneas y buscan modificar esa lógica
“Cuando entrás a hilar fino en cuanto a la necesidad de las distintas subpoblaciones y te ponés a hablar con los diversos colectivos y las familias de estas personas que sufren de adicciones, problemas de salud mental o son recién liberados, lo que te piden todos son soluciones más integrales”, explicó el ejecutivo.
En ese aspecto, sostuvo que este gobierno aspira a modificar “la lógica de atención casi paliativa que existía antes al dar techo y comida”, trabajando en las diferentes dimensiones de la vida de estos individuos para apostar a su proyección.
En la misma línea de brindar soluciones más personalizadas, Cunha informó que el 26 de abril se va a establecer un cambio en el modelo de los refugios nocturnos. Hoy atienden a 30 personas, pero van a pasar a ser de 20. Con esto empezará un camino de transición, donde se espera que estos centros sean una respuesta de emergencia y que, posteriormente, se puedan ofrecer respuestas más específicas según cada población.
Un incremento histórico en la capacidad de atención
La emergencia sanitaria hizo que los planes del Mides en esta materia debieran cambiar, focalizándose en el primer año en implementar políticas que evitaran la expansión del covid-19 en la población de calle. Sin embargo, esa situación también posibilitó que se hicieran avances en la diversificación de los programas y proyectos para atender a las variadas subpoblaciones de manera diferenciada.
Durante el 2020 hubo un crecimiento histórico en lo que respecta a la capacidad de atención para las personas en situación de calle, que aumentó casi un 50%. Este año el plan es redoblar la apuesta e incrementar casi 400 plazas más que el año pasado.
A pesar de que la pandemia hizo que subiera el número de gente en situación de calle -el último censo arrojó un incremento del 25%- el aumento de cupos pudo contrarrestar esa diferencia. Cuando asumió este gobierno, había 2200 plazas en total, mientras que, para este invierno, época en la que se intenta tener el mayor alcance posible, la proyección es que habrá unas 3400.
Desde el punto de vista presupuestal, la dirección que gestiona estos programas ha tenido mucho apoyo del propio Mides y también del Ministerio de Economía y Finanzas. Este último, a través del Fondo Coronavirus, ha hecho un gran aporte destinado al abordaje de esta problemática, en el entendido de que el avance del covid-19 profundizó las necesidades de los más vulnerables.
Cunha está convencido de que todas las personas pueden salir adelante. “Creo mucho en la potencialidad de la gente, entonces, tengo un hermoso desafío y una enorme responsabilidad de facilitar las herramientas que cada uno necesita. Van a haber algunos a los que como Estado vamos a tener que apoyar siempre, y otros a los que tendremos que darles un gran empujón al principio y después ir soltándoles la mano de a poco”, reflexionó.
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