La Intendencia de Paysandú pasó a estar en manos del Partido Nacional, tras la anterior gestión frenteamplista. El nuevo jerarca departamental encontró un panorama más complicado del esperado al asumir, y sostuvo que el principal problema a atender es el desempleo. Desde la comuna han logrado abrir algunos sectores de actividad, así como destinos turísticos, que es la gran apuesta de esta administración.
¿Con qué panorama se encontró al asumir?
Con un panorama bien complejo. No pensamos que la situación fuera a ser tan difícil, sobre todo desde el punto de vista del orden y de la economía. Encontramos un serio panorama financiero, con deudas desde febrero del año pasado para pagar, un pasivo importante con proveedores y un presupuesto con una altísima incidencia del rubro cero, o sea, personal y cargas sociales.
De continuar en ese camino, lo único que se puede hacer en cuatro años y ocho meses es pagar sueldos, con suerte. Y, obviamente, si uno llegó, también, es para hacer otras cosas. En ese sentido, las primeras medidas fueron de contención, austeridad, y tomamos decisiones no muy simpáticas, pero necesarias para la salud financiera de la institución.
¿Cómo es la realidad del departamento en términos generales?
Muy compleja en materia de empleo, que es nuestra principal prioridad. La pandemia afectó a muchísimos rubros, aunque el comercio local se vio fortalecido, fruto del cierre de fronteras, que en cierta forma mitigó el impacto de la emergencia sanitaria en algunas áreas.
¿Se han otorgado incentivos o beneficios a los sectores más afectados?
En la administración anterior hubo un plan donde se dieron algunas exoneraciones, sobre todo, a empresas y microempresas, pero la política más efectiva también es el control sanitario de todas esas empresas, para que puedan empezar a reabrir. La mejor manera de dinamizar la economía es permitiendo que reabran determinados sectores, siempre bajo la premisa de no comprometer el estatus sanitario.
En Paysandú lo hemos ido logrando y hoy tenemos un sector de la costa con turismo, estamos abriendo destinos que lo que hacen es fortalecer la presencia de actores turísticos y, de esa manera, paliar un poco la situación que en otros lados está cerrada.
Justamente, el turismo ocupa un lugar muy importante en la economía del departamento y ha sido uno de los sectores más golpeados por la pandemia a nivel nacional. ¿Qué valoración hace de la situación actual del rubro?
Más allá de los elementos naturales con los que hemos sido favorecidos, buscamos constituirnos en una alternativa en materia turística, para un Uruguay que no puede viajar al exterior, la oferta del este ha estado un poco golpeada y queremos apuntar a un turismo termal y de naturaleza. Tenemos áreas protegidas y lugares imponentes, desde el punto de vista natural, y que son una alternativa a las playas.
Por ejemplo, recientemente se dio inicio a un destino vinculado al Castillo Morató, que es un lugar en el medio de la nada, muy alejado de la civilización, que estuvo cerrado por décadas y que ahora reabrió.
¿Qué expectativas tiene para lo que resta de la temporada?
No somos tan ambiciosos de querer que la gente haga 500 o 600 kilómetros para venir a Paysandú. Nuestra misión hoy es consolidar distintos destinos alternativos dentro del departamento y apelar al turismo de la región, es decir, ese que capaz antes hacía 400 kilómetros para ir a otro lugar, que empiece a venir los fines de semana y algún fin de semana largo.
Decía que el cierre de fronteras fortaleció el comercio del departamento. ¿Preocupa una eventual apertura?
Sí, preocupa y ya nos estamos ocupando del tema, en conversaciones con las autoridades, porque sabemos que en algún momento los puentes se van a abrir y tanta diferencia cambiaria va a ser tentadora para mucha gente. Aparte, no es solamente ir a comprar, es también ir a cargar combustible y otros servicios.
Los sectores gastronómicos pasarían a estar en déficit acá, porque la gente va a Colón, que está del otro lado del puente, y es el tercer destino turístico de Argentina, entonces tiene mucha oferta gastronómica y hace que los recursos de Paysandú vayan a parar ahí.
¿Qué medidas se están planificando en ese sentido?
Mayores controles en el puente, sobre todo, con el fin de disuadir a las personas para que no pasen. La idea es trabajar con incentivos locales para que la gente se quede acá y con elementos disuasivos para que no cruce.
En la economía de Paysandú se destaca la producción ganadera y agrícola. ¿Cómo está funcionando hoy?
Hoy no es que la producción esté comprometida por la pandemia, sino por la crisis hídrica. Hace poco, en el Congreso de Intendentes, el Ministerio de Ganadería habilitó algunos recursos y estamos tratando de viabilizar su presencia en el departamento para ayudar a los productores en materia de alumbramiento y limpieza de tajamares y otras medidas.
Ese tema es el más complejo y conspira contra la posibilidad de avanzar, sobre todo, de los pequeños productores, que son los que no tienen mucho capital para hacer frente a este inconveniente.
¿Cuáles son los mayores desafíos que deberá afrontar en este período?
Los mayores desafíos, seguramente, pasarán por generar oportunidades de desarrollo, empleo e inversión en el departamento. También debemos resolver un rezago importante en materia de infraestructura, y más que nada en la vialidad urbana y rural que está muy deteriorada, de hecho, estamos camino a declarar la emergencia vial en Paysandú, como consecuencia de ese deterioro.
¿Hacia dónde se debe apuntar en materia de infraestructura?
En el fortalecimiento de la red vial, tanto rural como urbana, y después tenemos pensado un proyecto de alto impacto en la costa sanducera que tiene que ver con la resignificación de espacios que están desaprovechados.
Estamos buscando que las actividades para crecer sean el turismo, los servicios, la logística. El río no fue aprovechado como tendría que haber sido, y queremos hacer de buena parte de esa costa un lugar emblemático a nivel país y en la región. Es una gran apuesta a la inversión.
¿Qué piensa sobre el proceso que se ha venido llevando adelante, en los últimos años, en materia de descentralización y hacia dónde se debe ir a futuro?
Acá estuvo muy rezagado ese proceso, fruto, quizás, del desencuentro político de siete municipios, de los cuales ninguno respondía a la intendencia de turno. Nosotros tenemos otra concepción, primero, de cumplir con la ley de Descentralización, en el sentido de dar los recursos que por ley se deben destinar a los municipios, e ir tendiendo a determinada autonomía en el gasto.
Para nosotros es muy válido que la gente tenga representantes en una localidad y que puedan ser dueños del destino de los recursos que se asignan. Obviamente, hay una cantidad de recursos condicionados al entendimiento entre la intendencia y el municipio, y por ahora viene siendo muy bueno el relacionamiento.
¿Cómo ha visto los cambios en los fondos de los municipios promovidos por la OPP, que garantizarán una mayor descentralización?
Me parecen bien y, de hecho, esos cambios van a terminar significando mayor cantidad de recursos, tanto nacionales como departamentales, y en cada municipio, así que eso se va a traducir en una mejora.
En los últimos cinco años yo fui diputado y redacté un proyecto de ley vinculado al fortalecimiento de los municipios. Ahora, estando de este lado, te puedo decir que sin recursos no hay política de descentralización posible.
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