El politólogo y docente Antonio Cardarello analizó los retos que deberá enfrentar el presidente electo Yamandú Orsi en materia de gobernabilidad, economía y la relación con los sindicatos. Si bien señaló la histórica cercanía entre el Frente Amplio (FA) y el movimiento sindical, puntualizó que existen diferencias en algunos aspectos. De todas maneras, opinó que es de esperar que haya un esfuerzo por parte del futuro gobierno por tratar de generar acuerdos con los sindicatos, otorgándoles un mayor protagonismo que el que han tenido en el actual quinquenio.
¿Qué expectativas tiene con respecto al gobierno de Orsi y qué desafíos cree que va a tener que enfrentar a nivel político y económico?
A nivel económico, el principal desafío es hacer crecer la economía y de esa manera tener recursos para distribuir, para hacer políticas sociales. Por ahí va el principal riesgo de gobierno y donde se pueden ver las discrepancias entre el equipo económico encabezado por Oddone, que va justamente a generar las condiciones para tener crecimiento económico, y otros sectores del FA que van más por el lado de, desde el arranque, mejorar la política distributiva. En el plano político, el principal desafío es la gobernabilidad. En las anteriores administraciones el FA contó con mayoría propia en ambas cámaras, y con el resultado de octubre alcanzó la mayoría en el Senado, pero no en Diputados, entonces, va a ser un escenario nuevo para el FA donde tendrá que negociar constantemente. Orsi está confiado en su experiencia como intendente dado que, si bien la Constitución les otorga a los intendentes mayoría absoluta en la Junta Departamental, muchas veces son necesarias mayorías especiales y ahí demostró ciertas dotes de negociador. Otro desafío será conjugar los equilibrios a la interna del FA.
¿Se puede prever una revisión de las reformas que fueron impulsadas en este quinquenio?
El presidente electo mencionó que no tiene proyectos refundacionales. En materia educativa fue muy claro, dijo que hay que terminar con eso de tratar de jugar a ser José Pedro Varela, de hacer una reforma que establezca un antes y un después, sino que se tiene que ir por el lado de la acumulación de las distintas políticas públicas. Entonces, parece que no hay un espíritu, por lo menos en principio, de borrar todas las políticas que se hicieron en la actual administración, sino de hacer ciertos ajustes. Por ejemplo, en materia de seguridad, una señal es la confirmación de que Diego Sanjurjo va a continuar en su cargo de asesor del Ministerio del Interior, es alguien que jugó un rol importante en la política de seguridad del actual gobierno. Eso es una señal de que se van a mantener las cosas que se entiende que se hicieron bien, y obviamente que se van a modificar algunas, pero no hay un ánimo refundacional, y en este caso, sobre todo, considerando que en este momento la seguridad es el tema más acuciante para los uruguayos.
¿Qué se puede esperar de la relación entre el gobierno de Orsi y los sindicatos? ¿Qué papel cree que estos van a cumplir?
El FA ha tenido una relación histórica de cercanía con los sindicatos desde su propia fundación. Sabido es que durante el actual gobierno en algún momento hubo una conjunción de intereses, por ejemplo, cuando se empezaron a recolectar firmas para impulsar un referéndum contra la Ley de Urgente Consideración, ahí hubo un acercamiento. No pasó lo mismo en la reforma constitucional que impulsaba el movimiento sindical y que, si bien tenía el apoyo de algunos sectores del FA, otros se manifestaban en contra, así como la propia fórmula presidencial. Entonces, hay cierta cercanía en cuanto a los objetivos que se persiguen entre el FA y el movimiento sindical, pero también hay diferencias y creo que se va a tratar de cultivar un buen relacionamiento. La designación de Juan Castillo, del Partido Comunista y con un pasado de dirigente sindical, como ministro de Trabajo y Seguridad Social, es una señal de un buen relacionamiento y contacto fluido entre el gobierno y el movimiento sindical, lo cual no quiere decir que siempre van a estar de acuerdo.
Justamente, considerando que desde el Pit-Cnt se han hecho propuestas como la reducción de la jornada laboral o cambios en la reforma de la seguridad social, ¿qué papel pueden jugar los sindicatos en estos temas?
Es un actor social relevante que seguramente va a ser mucho más escuchado que en la actual administración, pero no creo que el Pit-Cnt sea el que marque la agenda del gobierno, sino que va a haber un esfuerzo por tratar de generar acuerdos. Sobre la reforma de la seguridad social, una de las promesas de campaña del FA, en la cual su candidato presidencial hizo mucho énfasis, fue la convocatoria a un diálogo en el que obviamente el movimiento sindical va a tener un rol protagónico. Eso no quiere decir derogar todas las cuestiones que se aprobaron en esa reforma, sino rever algunas cosas. Y ahí me parece que la postura del movimiento sindical va a ser tomada en cuenta, siempre y cuando los planteos se puedan solventar. Lo uno al primer tema, cuando me preguntabas por el desafío económico: se va a avanzar en reformas o en ajustes a la reforma de seguridad social, dependiendo también de la capacidad que tenga el gobierno de hacer esfuerzos económicos.
Considerando los antecedentes que hubo en el último gobierno de Vázquez, cuando decretó la esencialidad en la educación, ¿cree que puede haber ciertos puntos de tensión con los sindicatos de docentes, sobre todo, teniendo en cuenta que, como decía, Orsi dijo que no asumirá con un espíritu refundacional en materia educativa?
Puede haber puntos de tensión, sí. Las autoridades que van a asumir han dicho que buscarán que nuevamente los docentes tengan un rol de mayor protagonismo en la reforma educativa y en el manejo de la educación, por tanto, esa es una señal de buena voluntad hacia los sindicatos de la educación. No creo que los sindicatos sean los que definan la política educativa, sino que se los va a tener más en cuenta, se va a buscar incluir a los docentes de forma más participativa. Por otro lado, si bien no se va a ceder en todo con los sindicatos, tampoco se va a confrontar como en aquel recordado decreto de esencialidad que generó tensiones, que fue un mal inicio del segundo gobierno de Tabaré.
¿Cree que puede influir de alguna manera el hecho de que el presidente del FA haya sido presidente del Pit-Cnt?
Creo que esa es una ventaja porque conoce cómo funciona el Pit-Cnt, cuáles son los principales objetivos que tiene la central de trabajadores, cómo se maneja y, a su vez, en su rol de presidente del FA, tuvo una participación muy fuerte en el crecimiento, en la renovación e incluso en el resultado que finalmente obtuvo la fuerza política. No se puede descartar la importancia que la figura de Fernando Pereira tuvo. Es alguien que ocupa un lugar muy importante, por eso se ha descartado su participación en otras esferas de gobierno, porque ese rol de articulador como presidente del FA y de conocimiento del movimiento sindical y de la cúpula del Pit-Cnt puede ser muy relevante para la futura gestión de gobierno. Es una persona a la que el presidente Orsi va a poder recurrir en algunos momentos, si hay episodios de conflictividad o de tensión entre el gobierno y el movimiento sindical. No hay nadie mejor que Fernando Pereira para jugar ese rol de coordinación, de articulación.
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