Elbia Pereira será consejera del Consejo Directivo Central (Codicen) de la Administración Nacional de Educación Pública (ANEP). En diálogo con La Mañana, la dirigente sindical (hoy en licencia), señaló como un punto fundamental de la nueva gestión la convocatoria al Congreso de Educación, a la vez que remarcó la necesidad de un trabajo interinstitucional en materia educativa.
¿Qué significa para usted que la propongan como integrante del Codicen?
Significa una gran responsabilidad, es un desafío gigante con objetivos que comparto. Entiendo que si bien son relevantes para la sociedad es difícil, muy difícil llevarlos adelante. Por otro lado, lo veo como un gran reconocimiento. Tengo una trayectoria en la educación de toda mi vida, con más de 30 años en el aula.
¿Cuál es el principal problema que observa en la educación en general?
Es muy difícil de contestar esa pregunta, ya que los problemas no se resumen. Los problemas se enfrentan, se intenta resolverlos y son muy variados. No obstante, veo como uno de los principales la desvalorización de la profesión docente, que tiene que ver con el ausentismo crónico en materia de estudiantes e indudablemente con los resultados, donde se ven grandes fallas. Estamos de acuerdo con que la educación es un derecho, pero para que efectivamente llegue a todos tienen que modificarse y cambiarse muchas cosas. También es necesaria una interinstitucionalidad más que imprescindible. A veces se piensa en la educación solo en términos de aulas o de centros educativos. La educación en términos integrales, mirando a un estudiante, a una persona, a lo largo de toda su vida se debe observar desde distintas dimensiones. Para poder llevar adelante cualquier cambio, cualquier modificación que apunte a los problemas estructurales de la educación, tiene necesariamente que abordarse desde muchos aspectos y los actores no solamente son los docentes y los estudiantes, sino también la familia, para que tenga voz. Esto es una construcción colectiva y una construcción social.
En las escuelas de primaria se está registrando un incremento en las faltas de los alumnos. ¿Cómo piensa usted que eso se puede corregir?
Pensamos en una educación en general, donde todos los actores se involucren en ella y no solamente los docentes que están en las distintas instituciones. Ahí también estamos mirando a la familia. Cómo podemos pensar que se siente una familia que luego de haber vivido una noche de balacera en su barrio o en su cuadra, al otro día su hijo o su hija vaya a la escuela, cuando está peligrando su vida. Ahí hay otros actores que tienen que intervenir. No va a ser el Codicen solo el que pueda abordar estos temas. Cómo podemos creer que aquella niña de quinto o sexto año que tiene que quedarse con sus hermanos menores para que su madre tenga que salir a trabajar, vaya a la escuela. Si no hay posibilidades de cuidado para esos menores, es muy difícil suponer que los números de asistencia se puedan corregir. Por eso hablo de interinstitucionalidad. La interrelación que debe haber entre los distintos actores, como ser la familia, comunidades y un Estado presente, que dé respuesta adecuada a los problemas territoriales. Y estos no son los mismos en un lugar del país que en otro, o en un barrio de Montevideo que en otro. Esas respuestas, como Consejo Directivo Central de la ANEP, las estamos asumiendo como compromiso, pero solos no podemos revertir esto.
En referencia a los centros de tiempo completo, ¿qué se plantea para los próximos años?
Vamos a ser integrantes del Poder Ejecutivo, que responde a la voluntad ciudadana de un programa de gobierno que ya está establecido. Lo que tenemos que hacer, en cierta manera, es aterrizarlo a algo estipulado y consensuado con la mayoría de la población del Uruguay, que fue la que votó este camino para transitar. Primero tenemos que ver con qué caja contamos. Las cosas suenan muy lindas, pero si en términos presupuestales no se cuenta con lo necesario, es muy difícil, por más que estén las intenciones de llevar cosas adelante. La discusión presupuestal va a estar en los primeros seis meses y en materia educativa ya estamos trabajando y delineando un plan para ser presentado y aprobado por el Poder Legislativo.
¿Tiene idea de cuántos liceos de tiempo completo se pueden llegar a realizar en el próximo quinquenio?
No se puede estimar cuando todavía no se sabe de qué partimos. Todavía ni siquiera están designados los directores de los consejos de Primaria, Secundaria y de Formación Docente. Aún hay un camino para recorrer. El presidente de la República asume el 1º de marzo, las venias van al Senado y este aprueba nuestros nombres para hacernos cargo de esa responsabilidad.
¿Cuál es su visión, como docente, del funcionamiento de la educación media (secundaria y UTU), en la que se ve una serie importante de problemas, muchos de ellos relacionados con el alumnado?
Los problemas son múltiples. Hay que diagnosticarlos para luego accionar sobre ellos. Como no ha habido una transición aún, el punto de partida lo tomamos con el gobierno actual de la educación, que es quien inicia los cursos. O sea, llegamos tarde para cambiar algo este año, pero tampoco es nuestra intención llegar con un manual bajo el brazo a decir: “Venimos con la verdad y esto se hace de esta manera”. No es así como se ha discutido y está en el programa del Frente Amplio. Vamos a transitar lo que es un Congreso de Educación, en el que las familias, vecinos y actores sociales tengan su espacio de participación. Su implementación lleva tiempo, pero aclaro que no es vivir en asamblea permanente. Se trata de consensuar distintos caminos.
Recién ahí podremos estar en condiciones de decir cuáles son las cosas por cambiar, que no son producto de este gobierno o el anterior: son estructurales. En educación media, con la multiplicidad de oferta educativa, se va a tener que trabajar muchísimo. Lo mismo en formación docente, que termina con un déficit importante, reconocido por el Codicen actual. En materia educativa, los cambios y las reformas deberían trascender los períodos de gobierno. Lamentablemente, eso no pasa siempre. Nosotros venimos con un planteo de una universidad de la educación, que efectivamente podamos en este período generar las condiciones para crearla. Pero hay que tener los votos, no solo el dinero. En el período anterior no se lograron los votos suficientes para la creación de esa universidad. En el próximo período, sin mayoría parlamentaria en Diputados tampoco está fácil, ya que se necesitan mayorías especiales.
En referencia al Congreso de Educación, ¿cuándo estima que se esté realizando?
Apenas asumamos vamos a estar imbuidos en lo que será el presupuesto educativo y el congreso también tiene que ser presupuestado. Nosotros pensamos que lo antes posible tiene que haber este diálogo de consenso, incluso interpartidario, que lo posibilitaría el Congreso de Educación.
¿Qué opinión le merece la reforma educativa, cómo se ha implementado y qué se tendría que modificar?
Hay algo para modificar de principio. Es la confianza que se ha perdido en la profesión docente (de primaria y educación media) y en los docentes en general de todo el país. Tenemos el desafío de revertir esta situación que se ha vivido. Nos parece que es un tema que va de la mano de la transformación educativa, porque trajo aparejado un sinnúmero de tareas administrativas y burocráticas a los docentes, que están también en un marco de control hacia ellos. Esto lleva a que los esfuerzos para que los chiquilines aprendan se vean un poco diluidos por el cansancio y el agotamiento de tener que estar llenando planillas y siempre dando cuenta, hasta en un control excesivo, a quienes no confían en la profesión docente. Entonces eso nos parece que es lo primero que hay que intentar modificar. Pero no es con un decreto o una resolución, ni significa tampoco que cada centro educativo o docente haga lo que quiera. La libertad de cátedra es otra cosa. Entonces, con los límites y las potestades claros, principalmente en lo pedagógico, si logramos en el menor tiempo posible revertir esa sensación de miedo a nivel del cuerpo docente, creo que se puede avanzar mucho en otro tipo de materia. La formación docente ni que hablar de que hay que revisarla. Pero no vamos a usar el quinquenio para revertir todo lo que se hizo. Vamos a revisar lo que se hizo. Escuchar a los distintos actores para saber qué cosas han dado buenos resultados para el aula, los docentes, los chiquilines y las familias y luego entonces ver qué cosas efectivamente hay que dejar sin efecto.
¿Cuál sería una de ellas?
Claramente la acreditación del título universitario. Estaba en la transformación educativa y seguramente no va a continuar, a pesar de que haya una prueba dentro de pocos días. Por supuesto que a quien la dio en la otra oportunidad y en esta se le va a considerar. Esas eran las reglas del juego hasta ahora, pero no es la forma que nosotros queremos para acreditar una formación universitaria. Para la acreditación en el futuro será necesaria la Universidad de la Educación.
TE PUEDE INTERESAR: