La generación de una política de fronteras es un reclamo permanente desde diversos frentes en Uruguay, pero a más de dos años y medio del mandato liderado por el presidente Lacalle Pou, todavía no se ha logrado. “Hasta ahora nadie ha aportado soluciones claras”, dijo el intendente de Paysandú Nicolás Olivera entrevistado por La Mañana. En ese sentido, el jefe comunal lamentó que ningún actor del gobierno se haya puesto el problema “al hombro” para resolverlo.
Paysandú es uno de los departamentos que tiene mayor tasa de desempleo del país. ¿Cuál es el diagnóstico que hace de esta situación?
La pandemia generó en Paysandú algo que ninguna situación había provocado antes que fue el corte de los puentes. Estábamos “incomunicados” con Argentina y eso hizo que tuviéramos una suerte de burbuja que permitió que mejorara la realidad comercial. Una vez que se abrieron los puentes, se dio el efecto contrario: lo que pasaba antes sumado a una escalada de la diferencia de los precios. Esto tiene mucho que ver con la realidad del empleo.
¿Qué puede hacer el gobierno departamental en esto?
En mi caso, estamos tratando de buscar generar un flujo de ingreso de gente al departamento por actividades, congresos, eventos, turismo, para paliar ese flujo de egreso, que es difícil: son miles que se van todos los meses, y esa gente que sale de Paysandú a Colón puntualmente deja millones y millones de pesos en divisas que se van y no vuelven.
¿Cuál es la mayor causa de esta problemática?
Puntualmente son los precios, que son tres, cuatro, cinco, seis veces más baratos en Argentina que en Uruguay. No solo me refiero a los comestibles, es un fenómeno mucho más grande que abarca servicios de estética para damas, ópticas, farmacias, gastronomía, nafta. La gente quizás va por una cosa, pero ante la realidad muy beneficiosa dice “ya que estamos, lleno el tanque, compro cinco kilos de comestible que es lo que puedo cruzar, compro tal cosa, almuerzo”. En toda esa vuelta la plata se va para el otro lado.
¿Qué soluciones ve viables ante esto?
Ese ha sido el gran tema. Hasta ahora nadie ha aportado soluciones claras. A veces la gente se pregunta por qué el gobierno no baja impuestos, pero cuando tenés algo que acá sale 10 y allá vale cinco o dos, podés sacarle todos los impuestos que quieras, pero sigue siendo tremenda la diferencia, entonces, lo vemos difícil. Ahora hay una idea de subir la exoneración del Imesi a las naftas, medida que en su momento dio resultado; hoy está topeada en un 30% y hay un planteo de subirla al 40%, porque se considera que la nafta es un producto ancla. Si vos disuadís a la gente de cruzar por el combustible, al no cruzar ya no consumirá otras cosas, pero es muy complejo, porque aparte cualquier medida que restrinja el tránsito de gente conspira contra la libertad de circulación, contra el proceso de integración.
¿No ve como posible solución la rebaja de impuestos entonces?
Eso alivia. El gobierno una vez que salimos de la pandemia generó beneficios para las pequeñas y medianas empresas, fue un alivio, pero eso no se trasladó a los precios. Yo no voy a decir que no se bajen los impuestos, ojalá que el gobierno pueda sensibilizarse y tomar una medida para bajar aportes patronales, por ejemplo, aunque eso es más de sobrevivencia del comercio, pero no resuelve el problema de que la gente siga cruzando.
En una reciente entrevista con La Mañana, el intendente de Salto, Andrés Lima, sostuvo que la microimportación sería útil para mejorar la situación. ¿Qué opinión tiene al respecto?
Esto es como un gran macramé donde vos tirás de una piolita y no sabés qué se anuda y qué se desanuda. Lo de la microimportación aparece como una solución para comercios pequeños para algunas realidades, pero cuando la proponés en el seno de los centros comerciales te dicen: “Y la gente que se dedica a la distribución, cuyo negocio son las distribuidoras, ¿qué hace, se tira del décimo piso pa’ abajo?”. Porque viven de la intermediación, viven de traer cosas de Montevideo y distribuir en base a marcas oficiales los productos. ¿Sabés qué siento? Que todos talenteamos en esto, todos opinamos, pero yo quiero poder apoyar una medida que más allá del olfato y la intuición, que me digan “esto en tal país se resolvió de tal manera”, “bajen un 30% tal cosa porque va a impactar en aquello”. Eso no es lo que yo siento que hoy tengamos a mano, un menú de opciones que nos permita saber que, si apretamos tres botones, vamos a tener tres resultados distintos.
Hay un reclamo de los centros comerciales con respecto a que la política de fronteras estaba incluida en el “Compromiso por el país”, pero no se ha terminado de concretar a más de dos años y medio de mandato. ¿A qué adjudica esa lentitud?
No hay liderazgo en este tema, hay ministerios que están brillando por su ausencia, Cancillería no existe. Desde el punto de vista formal nos han invitado al Plan Nacional de Fronteras, pero digo liderazgo en el sentido de alguien que se ponga el tema al hombro, “yo soy el ministro tal, vamos a hacer un paquete de dos, cinco, media medida”, o que me diga “vos sabés que no vamos a hacer nada”. No siento que hoy sea un desvelo de algún actor del gobierno. Sé que el presidente está en el tema, Delgado también, con ellos converso frecuentemente al respecto, pero no estoy esperando que ni el presidente ni Delgado sean los que metan las manos en la masa y den todas las soluciones, otros tienen que elaborar un poquito más del tema y ganarse un poquito más el sueldo.
¿Cuál debería ser según su parecer el rol de Cancillería?
Dije Cancillería porque hay alguien que tiene que asumir un liderazgo, e imagino que en un tema de fronteras debería ser Cancillería, capaz que el Ministerio de Economía. Cancillería tiene que tener un rol de articular las medidas, proponer, porque es un problema de fronteras, no le voy a pedir a Heber que se ocupe del tema, que ya tiene un montón de cosas.
¿Cómo evalúa el rol que ha tenido Economía en las medidas y en las reuniones con las autoridades departamentales?
Les pedimos en su momento que subieran el porcentaje de descuento del Imesi, lo subieron; les pedimos que generaran medidas para los pequeños comercios, lo hicieron. O sea, como todo Ministerio de Economía, hay algunas cosas que nos dicen que no y otras que sí, ha habido respuestas. Ahora, al planteo que me decís de que reclaman una baja impositiva, me da la sensación de que falta alguien, algún peso del gobierno que diga “yo me pongo este tema al hombro y tenemos que resolverlo”, o aunque sea que diga “no lo vamos a resolver nunca”. Pero no me parece que sea el presidente el que la tenga que parar de pecho y dar todas las respuestas, o Delgado, que está para todos los temas. Es un tema para laburar, para embarrarse, para meterle cabeza, corazón, tiempo, recursos.
En otro orden, ¿cuáles son las perspectivas hacia la próxima temporada turística?
Tenemos una temporada de playas que el año pasado fue muy buena y esperemos que este lo vuelva a ser, apuntando a un público distinto del que va al este. Miramos la realidad, lo que veníamos hablando: los primeros 15 días de enero pasado pasaron por Colón, que es uno de los principales destinos turísticos de Argentina, 500.000 personas, y nosotros tenemos que aspirar a captar un ínfimo porcentaje de esa gente para que pueda venir, conocer, pero la diferencia cambiaria es tal que complica porque a esa gente le queda muy caro venir para acá. Nuestro turismo se basa en las termas, en las playas, en los atractivos más verdes, turismo histórico y cultural, pero también necesitamos incentivos para que los argentinos crucen el charco.
Y en cuanto al turismo interno, ¿qué se puede esperar?
Ahí sí normalmente tenemos buenos niveles de ocupación. Los dos centros termales en Guaviyú y en Almirón, que son las únicas dos termas de agua salada del país, tienen buena ocupación.
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