Uno de los ministerios más exigidos desde que asumió la actual administración del país ha sido Salud Pública. Esto no solo se debe a sus tareas inherentes en circunstancias “normales”, sino a la responsabilidad de ser una columna vertebral para pelear una batalla inédita: la pandemia por covid-19. En entrevista con La Mañana, Karina Rando, directora General de Coordinación del Ministerio de Salud Pública, repasó los mayores desafíos desde la asunción hasta la actualidad. Informó cuál es el presente de la cartera en materia de trabajo en salud en general y adelantó objetivos que, estima, acompañarán hasta el final de la gestión.
¿Qué balance podría hacer del manejo de la pandemia por covid-19 en el país?
La mirada desde el Ministerio de Salud Pública (MSP) es que la pandemia se manejó muy bien. Los números están a la vista y lo demuestran por sí solos. El hecho de que tuvimos un solo pico de contagios (y no tres como se dio en la mayor parte del mundo), implica vidas salvadas de las personas que podrían haber muerto en los picos que se evitaron. Los medios internacionales lo dicen: Uruguay está dentro de los países que mejor ha manejado el covid-19; con celeridad y con precisión…
¿Cuál fue el papel principal del MSP y cómo se trabajó coordinadamente con otros organismos públicos y privados?
El MSP demostró, como en ninguna otra oportunidad de las que hemos vivido hasta ahora, su rol de rector, coordinador y articulador. Las autoridades del Ministerio previeron las posibles consecuencias de la pandemia desde antes de asumir los cargos, porque la misma ya se había desatado a nivel mundial y era evidente que llegaría a Uruguay.
Se procuró material para prevenir el contagio, equipamiento y medicamentos para tratarla adecuadamente. Se realizó un seguimiento impecable de los casos de la enfermedad para que se expanda lo menos posible y, posteriormente, se encargó (y continúa haciéndolo) de la vacunación y del tratamiento de los daños, entre los que se incluye la afectación de la salud mental.
Por otro lado, la pandemia hubiese sido imposible de abordar exclusivamente desde el MSP. Fue un trabajo coordinado de diferentes equipos, de ahí la importancia que adquirió la Dirección General de Coordinación (Digecoor). Se actuó desde la Presidencia de la República con las medidas a nivel país que repercutieron en la conservación de la salud, la compra de las vacunas y la financiación de recursos para que el MSP pudiera actuar. Desde el otro extremo, los grupos de personas que responsablemente hicieron uso de su libertad. En el medio, las diferentes instituciones como el Sistema Nacional de Emergencia (Sinae), con los Centros Coordinadores de Emergencia Departamentales (Cecoed), que trabajaron de múltiples formas a lo largo y ancho de todo el país: poniendo refugios, consiguiendo transporte, canastas de alimentos, entre otras cosas. Los Cecoed están integrados por las fuerzas vivas de cada Departamento: Intendencia, Direcciones Departamentales de Salud, Ministerio del Interior, Ministerio de Desarrollo Social, Ministerio de Defensa… Estos actores realizaron la fiscalización de las medidas adoptadas, los controles en Migraciones, la acogida y testeo de refugiados y muchas actividades más.
El Ministerio de Economía y Finanzas jugó un papel fundamental en la administración de recursos para hacer frente a la pandemia. Y otras instituciones como la Cruz Roja o la OIM, apoyaron de forma invalorable el mantenimiento de la salud, el aislamiento de los contactos o en la gestión de centros de contingencia.
¿Se podría decir que el despliegue del MSP fue inédito frente a esta situación?
Sí, fue un esfuerzo inédito, porque la situación fue inédita. El esfuerzo, diría, fue descomunal, el trabajo incansable y la entrega de todos los funcionarios del Ministerio fue excelente. Las políticas públicas de contingencia del MSP se vieron desplegadas en todo el territorio Nacional.
¿Qué papel vienen jugando las vacunas y qué respuesta da la población al momento de tener que vacunarse?
La llegada de las vacunas la vivimos como una de las piedras fundamentales del combate a la pandemia, porque es la esperanza para que disminuya la transmisión comunitaria, la gravedad de la enfermedad y la mortalidad. También protege al sistema de salud al evitar muchas internaciones en CTI.
La llegada de las vacunas generó muchísimo entusiasmo. Recuerdo que el día que llegaron: yo estaba en un recorrido por vacunatorios del interior chequeando que todo “estuviera bien” para comenzar a vacunar el “día cero”, es decir, el día previo al comienzo de la campaña, donde se haría la prueba de fuego, vacunando a vacunadores.
Comprobamos que el sistema funcionaba. Mucha gente del MSP participó y además tuvimos la colaboración invalorable de la Comisión de la Lucha Antituberculosa y de Enfermedades Prevalentes y de todas las Intendencias departamentales, así como de la Administración de los Servicios de Salud del Estado (ASSE) y los prestadores privados. Fue destacable la unión de prestadores públicos y privados para vacunar y para dar asistencia sin mediar ganancias o intercambio de dinero esta pandemia. No solo la población ha sido solidaria en la pandemia sino el sistema entero.
Uruguay es uno de los pioneros en implementar la tercera dosis, ¿cómo se llega a esta decisión?
Se llegó a esta decisión revisando evidencia científica por parte de un comité específicamente formado para ello. La decisión de dar una tercera dosis, inicialmente, fue para aquellas personas vacunadas con plataforma CoronaVac (Sinovac) y a los inmunodeprimidos inoculados con cualquiera de las vacunas. El objetivo es mantener elevados los niveles de anticuerpos más allá de los seis a nueve meses. Además, Uruguay está trabajando en dar una tercera dosis al menos a grupos de mayor riesgo vacunados con Pfizer. Pocos países ya lo han comenzado a hacer y en el nuestro se está estudiando esa posibilidad.
Se comenzaron a abrir las fronteras. ¿Qué expectativas se tienen de esto, tomando en cuenta la vacunación y la posibilidad de ingresos de nuevas cepas?
Estamos expectantes; no sabemos con exactitud lo que va a suceder, pero sabemos que la vacunación es lo que más defiende al país contra el ingreso de nuevos casos. Entonces, el hecho de que Uruguay sea de los primeros en el mundo en estar inmunizados, nos permite la reapertura del país que es tan importante para el normal funcionamiento del mismo en diferentes aspectos.
La salud no solo es física, es psíquica y social; entonces si una persona no se alimenta correctamente, porque ha perdido su fuente laboral o porque sus ingresos son menores, estamos perdiendo salud. Por eso, la apertura no es solo una manera de proteger la economía, es una manera de proteger la salud, porque van de la mano.
La microeconomía en cada hogar se refleja en la economía del país, no se trata de algo etéreo, se manifiesta en las personas, en la vida diaria de cada ciudadano. La vacuna es la manera de salir de ese círculo de enfermedad, más pobreza, más aislamiento y nuevamente más enfermedad. Por eso Uruguay ha apostado tan fuerte a eso.
¿Y en cuanto a la vuelta de las actividades con público dentro del país?
La apertura de actividades recreativas también es necesaria para la salud y el bienestar de la población. Hoy tenemos abiertas las actividades deportivas, las artísticas, y entendemos que un país sin arte no puede vibrar del todo. El país no podía seguir cerrado a estas cosas, y es una excelente oportunidad –en tanto la gente se cuide y sea responsable personalmente– para lograr una apertura más amplia que será muy favorable.
¿Cómo se encuentra actualmente Uruguay en materia de internaciones y mortalidad, y cómo estuvo antes de la vacunación?
Previo a tener a la población vacunada, cuando tuvimos el pico máximo de internación y de casos, el CTI se ocupó un 77%, cuando en realidad en muchas partes del mundo la ocupación de CTI fue de un 100%, por lo que los pacientes fallecían antes de poder ingresar. Uruguay nunca vivió eso, porque se preparó antes armando y habilitando muchas camas de cuidados intensivos, a nivel público y privado. Además, recibió donaciones de diferentes países.
Se armó una red de contención para la terapia intensiva con médicos de otras especialidades que evitó el colapso del capital humano. Es interesante recordar que, en inviernos anteriores, la ocupación de CTI sin covid-19 llegaba al 90%. Este año, con covid-19, la ocupación fue menor que en años sin pandemia. Eso manifiesta la eficacia de las medidas de prevención ante una posible saturación del sistema que nunca se dio.
En muchos países, los pacientes no podían ser internados en CTI por no contar con fármacos de sedación y analgesia, que permitieran colocarle un respirador artificial y mejorar el funcionamiento de los pulmones. Si no se cuenta con esa medicación y no se puede colocar un tubo para respirar la persona puede fallecer. El MSP se ocupó de administrar el mercado y que no existiera una manipulación de precios. Distribuyó proporcionalmente esos medicamentos según la cantidad de usuarios por prestador. Nunca faltó medicación para atender a pacientes con covid-19 en Uruguay.
¿De qué manera se está dando el acceso de farmacias a la realización y venta de test de antígeno para detectar el virus?
El proceso se viene dando normalmente. Pero debemos destacar que uno de los problemas a tener en cuenta fue la necesidad de que los test realizados en las farmacias quedaran registrados e ingresados al sistema del MSP. Si no se tendrían dos sistemas: el que da los números oficiales y el de las farmacias, y sería imposible hacer el rastreo como se viene haciendo. Entonces, un punto fundamental es asegurarnos de que en los lugares de venta el personal se entrenara para registrar los exámenes. Eso lleva a una mayor exigencia hacia los sitios de venta y prueba de antígenos. Nos encontramos con la sorpresa de que la cantidad de instituciones que solicitaron la venta libre de test fue menor a la que se esperaba. Suponemos que podría ser por las exigencias, pero la lista está abierta para que se puedan inscribir y darles la formación adecuada.
¿Entonces se ha vuelto al seguimiento epidemiológico caso a caso?
Sí. Para formar equipos de seguimiento hubo que contratar muchos rastreadores y eso se hizo con el equipo del MEF y con la Comisión de Apoyo de ASSE. Aunque ahora estamos bajando los casos, los equipos no se han desarmado, todo el país sigue preparado para afrontar una posible subida de casos a raíz de la apertura o de nuevas cepas.
El MSP está preparándose para tomar acciones vinculadas a las consecuencias pospandemia que van más allá de la salud física, ¿en qué se está hoy?
Efectivamente el MSP estuvo muy abocado al covid-19, es imposible negarlo. Hoy estamos en una etapa en la que nos encontramos más “entrenados”, preparados y con menos casos, entonces tenemos margen para trabajar en otras temáticas importantes.
La pandemia ha generado otro tipo de necesidades en la población, una es la atención de la salud psíquica. A nivel de la Digecoor hicimos un sondeo en todos los departamentos del país y se nos devolvió una lista de problemas a atacar de manera urgente. Comprobamos que la prevención del suicidio, la salud mental vinculada al consumo problemático de sustancias y alcohol, y la necesidad de abordar secuelas posaislamiento, son temas de la mayoría de los departamentos.
El MSP ya está trabajando y hace unos días se lanzó en Tacuarembó y esta semana en Treinta y Tres, un programa de prevención del suicidio. Se destaca la participación de diferentes actores sociales y como concepto importante: todos nosotros podemos ayudar. Hay que eliminar la estigmatización a las personas con estas ideas y comprender que lo que ellos mayoritariamente quieren no es quitarse la vida, sino “no vivir con ese sufrimiento”.
Además, hay otros temas que ya comenzaron a trabajarse, como las enfermedades transmisibles, la obesidad, las conductas y comportamientos no saludables. Para ello se iniciaron programas de ejercicio físico y nutrición en algunos departamentos del país. Hay otros muchos ejemplos como estos, y lo bueno es que los tenemos identificados en cada departamento. Para ello fue indispensable el trabajo de las Direcciones Departamentales de Salud (DDS) y sus directores.
¿En qué situación se está en materia de cirugías o tratamientos atrasados?
En algunos medios de prensa se dijo que eran unas 50.000 las cirugías atrasadas, pero hoy sabemos que no es así. Son muchas menos, mayoritariamente las cirugías están coordinadas para operarse antes de los 180 días, lo que no se considera atraso. Así que tendremos un número menor a 20.000 que ya se están poniendo al día en todo el territorio nacional. La Junta Nacional de Salud ya pidió a los prestadores de salud que inicien la atención completa, por lo que creemos que se podrá minimizar ese número en pocos meses.
Otro tema es el vinculado al cáncer. Se ha dicho que los exámenes para prevención y diagnóstico temprano han quedado postergados; en eso también se está investigando para confirmar que sea así y para incentivar la realización de los mismos, mamografías, por ejemplo.
A nivel personal, ¿cómo se vivió y se continúa viviendo toda esta situación?
Existen muchas anécdotas y emociones con las que se podría escribir un libro. En primer lugar, no nos tomó totalmente desprevenidos, porque unas semanas antes de asumir sabíamos que teníamos este virus circulando a nivel mundial y que nos tocaría en algún momento; por eso habíamos tenido reuniones previas a asumir los cargos, para trabajar en el tema.
Eso fortaleció el trabajo en equipo desde el inicio. Como dijo el ministro Daniel Salinas una vez, nosotros entramos como equipo “a jugar la final del mundo cuando en realidad todavía no habíamos entrenado juntos”. A pesar de ello nos fortalecimos, cooperamos e hicimos prevalecer el interés de la comunidad frente a cualquier interés personal.
Este desafío generó resiliencia en el equipo, los golpes sirvieron para unirnos, estamos trabajando bien y muy contentos juntos. Es un desafío que no esperábamos cuando nos ofrecieron estos cargos y demanda muchos sacrificios personales. Pero es gratificante por todo lo que aprendimos y porque sentimos que estamos dando lo mejor de nosotros en un momento histórico del país y del mundo. ¡Qué oportunidad espectacular nos dio la vida al ponernos en este lugar y en este momento! Esa es la sensación…
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