El reconocido politólogo dialogó con La Mañana sobre la postura del Frente Amplio en el rol de oposición. Considera que la coalición de izquierda deberá definir antes que el nombre qué tipo de presidente desea para el partido, mientras sostiene que la visita de Lacalle a Vázquez potencia al exmandatario en la interna frenteamplista.
¿Cuál es su opinión sobre la reunión que mantuvo el presidente Lacalle con el expresidente Vázquez?
Que un presidente vaya a hablar con un expresidente de la República es una cosa que entra dentro del manejo político uruguayo de buenas costumbres. Quizás lo más extraño en una crisis de esta naturaleza (por la pandemia) es que el presidente Lacalle no hubiera convocado a todos los expresidentes, porque inclusive algunos con más de una presidencia tienen mucho para aportar.
Tabaré Vázquez habilita este gesto de la visita, en la medida que emitió un documento de 92 páginas elaborado por todo un grupo de técnicos sobre la estrategia a seguir en relación a la pandemia. Otro punto es que Lacalle Pou no le dio demasiada participación al Frente Amplio en este tema, si bien tuvo una reunión con el presidente del Frente Amplio (Javier Miranda) el mismo día en que se conoció que el coronavirus había llegado a Uruguay (13 de marzo) y después con una delegación del FA. Pero en general no ha contestado las propuestas del Frente Amplio a este respecto.
¿Cómo se puede interpretar esto hacia la interna del Frente Amplio?
La visita potencia la figura de Tabaré Vázquez dentro del Frente Amplio porque, por ejemplo, no fue a la casa de Mujica, ni tampoco planteó una nueva reunión institucional con el Frente para hacer una devolución de lo que esa coalición le había planteado.
En los últimos días se conoció que algunos grupos dentro del Frente Amplio estarían pensando en proponer a Vázquez como presidente del FA y esto se conoce después de esta reunión. ¿La visita de Lacalle pudo haberse tomado como un respaldo a la idea de que Vázquez sea el presidente de esa fuerza?
El Frente Amplio tiene un problema serio con la presidencia del partido político. Primero, la presidencia fue el símbolo de la figura más representativa del FA. Líber Seregni y Tabaré Vázquez ejemplifican esto. Y cuando no fue la figura más representativa fueron Juan José Crotoggini, mientras Seregni estuvo preso, y Jorge Brovetto, cuando Vázquez fue presidente de la República por primera vez.
Luego viene la transformación con la elección del cargo en forma directa por los afiliados. Hasta ahora y con este método han sido dos personas: Mónica Xavier y Javier Miranda. En ningún caso se definió cuál era el rol político del presidente del Frente Amplio: si era una figura que articulara el partido con el gobierno o si era una coordinación interna.
“El FA no hizo el análisis de por qué perdió el gobierno después de quince años y de esta manera están un poco a oscuras”
El tema es que ahora van a elegir un nuevo presidente donde se manejan varios nombres. Pero si se examinan esos nombres se ve que algunos podrían ser más como secretarios de organización para la estructura y otros están pensando en una cabeza política, como fue en el origen. Y no es lo mismo lo uno que lo otro. Lo primero que tienen que definir no es quién es la persona, sino para qué es el cargo.
¿Cómo evalúa la postura del Frente Amplio ante las medidas adoptadas por el gobierno frente a la pandemia?
El problema del Frente Amplio es que le ha costado de alguna manera tener sonoridad e incluso al principio ajustar una estrategia. En este momento, logró finalmente ajustar una estrategia, siendo bastante coherente la actitud de la bancada de senadores en relación a la LUC, donde terminan haciendo un planteo único, pero le ha faltado el diseño de una estrategia más clara.
Ahora la línea es más de apoyar al gobierno en lo que está haciendo frente al coronavirus en la parte sanitaria, y crear una diferenciación en el tema económico social, diciendo que el gobierno se ha quedado corto, que no atiende a un número importante de familias y que a las que atiende lo hace de manera insuficiente. Ahí encontró un discurso, pero está con problemas de plantarse fuerte en la cancha.
¿Y a qué se puede deber eso?
La razón de fondo es que el Frente Amplio no hizo el análisis de por qué perdió el gobierno después de quince años y de esta manera están un poco a oscuras. Esto no es un tema de flagelarse o de autocrítica, sino de hacer un análisis científico de por qué perdió. Tuvo éxitos y a la fecha de la elección la mayoría de la población estaba mejor económicamente que hace 15 años atrás, pero no los votó.
Hay elementos de disconformidad fuerte con los gobiernos del FA y se debe saber por ejemplo cuáles fueron las clases sociales que los apoyaron y dejaron de apoyar y todo partido político debe tener claro hacia quién se dirige. Hay otro elemento: el psicológico. Perder el gobierno es un golpe y se tarda en reaccionar. Ubicarse en la oposición no es una cosa cómoda o fácil. Mucha gente que tenía cargos de poder ahora está absolutamente fuera de todo y eso implica un cambio mental y un tiempo de acostumbramiento.
¿En qué puede incidir en las elecciones departamentales la posición del Frente Amplio ante a las medidas del gobierno por la pandemia y su rechazo a parte de la Ley de Urgente Consideración?
A nivel nacional no veo a los partidos políticos muy enfocados en las elecciones departamentales. Más bien están jugando en el plano de la macro política.
Por lo que observo la preocupación principal de los partidos, más que en la pandemia, está en las consecuencias económicas y sociales de ésta. Ahí es donde se están posicionando.
En el caso del Partido Nacional se ve una gran preocupación por cultivar la imagen del presidente de la República, como un elemento de fortaleza para lo que se viene después. En el Frente Amplio, posicionarse en lo que es la divergencia con la línea económica, y en Cabildo Abierto uniendo los planteos sobre UPM y sobre Citrícola Salteña, exponiendo en materia económico social una línea propia diferente a la del Frente Amplio y a la del gobierno.
“Mucha gente que tenía cargos de poder ahora está absolutamente fuera de todo y eso implica un cambio mental”
¿Estima que el Frente Amplio puede tomar parte de las consecuencias económicas y sociales de la pandemia para incluirlas en su discurso hacia las elecciones municipales del 27 de setiembre?
En el mundo entero, las elecciones de medio período son una mezcla del motivo de la elección y de juicio al gobierno nacional. En Uruguay se observa que en Montevideo y en parte de Canelones, lo nacional tiene su impacto sobre la elección departamental. No es así en el resto del país, donde puede influir en algo lo que pasa con el gobierno nacional, pero lo que importa son las figuras locales y la tradición de gobierno de cada departamento. Un ejemplo es Tacuarembó donde gobierna el Partido Nacional desde 1958.
Entonces vemos que importa y mucho la tradición de cada lugar que conlleva a que tengan potentes figuras departamentales e incluso importantes competencias internas en los partidos. Los temas nacionales quizás incidan en departamentos donde es incierto el resultado entre el Frente Amplio y otro partido. Estos casos pueden ser Salto, Paysandú, Río Negro o Rocha.
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