La Comisión de Población, Desarrollo e Inclusión del Parlamento tiene previsto tratar algunos proyectos que abordan aspectos colaterales a la fecundidad, pero de momento el país no tiene una estrategia de largo plazo sobre un asunto en el que los legisladores coinciden en su especial relevancia.
Según los últimos datos expuestos por el Ministerio de Salud Pública (MSP), en 2019 la tasa global de fecundidad (TGF) se situó en 1,5 hijos por mujer en edad productiva. El informe “Tendencias recientes de la natalidad, fecundidad y mortalidad infantil en Uruguay”, publicado por el MSP en marzo de 2019, indica que en 2018 la TGF se situó en 1,6. El descenso de la tasa se viene dando año a año dentro del período comprendido entre 2015 y 2019. En 2015 era de 1,95 hijos por mujer; en 2016 fue de 1,87; en 2017 de 1,71, en 2018 bajó a 1,6 y en 2019 a 1,5.
El documento explica que desde el 2003 Uruguay registra valores de la TGF por debajo del reemplazo, es decir por debajo de 2,1 hijos por mujer, colocando al país en el conjunto de países de baja fecundidad. Los últimos datos presentados al respecto representan al año 2019 y se dieron a conocer a principios de 2020. La tendencia a la baja se dio de igual manera, con la diferencia de que en 2018 el descenso de embarazos se dio dentro de las adolescentes, en tanto, en 2019 quienes menos fecundaron fueron mujeres de entre 20 y 24 años de edad.
Las autoridades del MSP, durante el pasado gobierno de Tabaré Vázquez, explicaron que los datos del descenso de la natalidad en el país podrían vincularse a los resultados de algunas políticas implementadas con énfasis en la reducción del embarazo adolescente, el descenso de la prematurez y bajo peso al nacer, así como del combate a problemas nutricionales en primera infancia. Por otro lado, integrantes de la administración frenteamplista negaron que la baja esté relacionada con las interrupciones voluntarias del embarazo, porque señalan que en 2019 hubo 10.227 abortos, 1,5% menos que en 2018.
Datos del MSP exponen que entre 2005 y 2014 la tasa de fecundidad adolescente estuvo estancada en el entorno de 60 por 1.000, pero a partir de 2015 comenzó a descender, y en 2019 se situó en 31,5 cada 1.000 adolescentes.
Los últimos resultados vuelcan que en 2019 hubo 37.448 nacimientos en Uruguay, 2.671 menos que en 2018. La reducción se produjo en todos los grupos etarios y la mayor contribución al descenso se dio en el grupo etario de 20 a 24 años, seguido por el de menores de 19 años. Donde no descendieron fue en el rango de mujeres de más de 45 años.
Por otra parte, el envejecimiento poblacional en nuestro país es un hecho innegable. Por ejemplo, en julio del corriente año el MSP hizo público que en 2019 fueron siete los departamentos en los que murieron más personas de las que nacieron. El caso del departamento más envejecido siempre fue Lavalleja, pero se le sumaron Canelones, Colonia, Durazno, Florida, Rocha y San José. El año pasado nacieron en Uruguay 37.472 bebés y en el mismo período murieron 34.807 personas. El saldo sigue siendo positivo ya que nacen más que los que mueren, pero la distancia es cada vez más estrecha.
Según el informe de las tendencias, el crecimiento natural de la población, dada la diferencia entre la cantidad de nacimientos y de defunciones, continuará por varias décadas (dicen las proyecciones oficiales de población, como las de Naciones Unidas y la academia). Se indica que para obtener el crecimiento total de la población debe agregarse el componente migratorio, que en los últimos años viene siendo caracterizado por importantes flujos de inmigrantes de la región, fenómeno que ocurría en ínfima medida durante décadas pasadas.
El camino de reversa
Las discusiones o propuestas que se dan en torno a la natalidad tienen distintos tintes, aunque en cierto punto suelen unirse. Por un lado, desde la facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de la República y su Programa de Población, realizaron un estudio -el que fue publicado en 2019- llamado “La caída de la fecundidad en Uruguay entre 2015 y 2018”. El documento realiza algunas preguntas al respecto: cómo revertir la baja fecundidad, de qué manera, qué políticas se han aplicado y cuánto éxito han tenido.
En ese sentido, el estudio indica que es necesaria la aplicación de políticas, “ya que las sociedades no son capaces, por sí mismas, de proporcionar entornos amigables para la realización de las aspiraciones reproductivas de la población”. Y relaciona este hecho con cuán extendida está la igualdad de género en las sociedades.
Se indica que las políticas de fecundidad pueden dividirse, a grandes rasgos, entre políticas controlistas, pronatalistas o de conciliación familia-trabajo. Dentro de este último paquete de políticas se pueden distinguir las transferencias económicas directas; licencias; apoyo en los cuidados y trabajo flexible. “Ninguna de ellas resulta óptima y todas tienen sus aspectos negativos y positivos. Por ese motivo se suele decir que lo más conveniente para los gobiernos es desarrollar un conjunto de medidas”, expone el documento.
La preocupación por los efectos no deseados de la baja fecundidad está en el centro del debate en varias regiones del mundo. Una de las explicaciones de mayor consenso, según el informe, es que en aquellos países en los que los roles domésticos no se han modificado, acompañando los cambios hacia una mayor igualdad, las mujeres prefieren renunciar a la maternidad para no comprometer su carrera laboral o aplazarla hasta edades extremas de la vida reproductiva.
Por otro lado, pero en la misma línea, desde el Parlamento nacional, se realizó en julio de este año una presentación que aborda la temática partiendo de la base de la “penalización de la maternidad”, en la que participó la Presidenta de la Asamblea General, Beatriz Argimón. El título del encuentro fue “Brechas de género en los ingresos laborales en Uruguay”.
Argimón señaló que “en nuestra sociedad se pena a la maternidad, las mujeres son castigadas hasta diez años después de ser madres con ingresos menores que los hombres, lo que acarrea una postergación en la maternidad, desencadenando una baja natalidad y una población envejecida”.
Además, en el encuentro, las autoridades entendieron que la inserción laboral femenina es uno de los grandes cambios del siglo XX, aunque la diferencia mayor se da en la distribución de las horas de trabajo entre hombres y mujeres. “Uruguay tiene una destacada reglamentación contra el acoso laboral, pero faltan iniciativas con respecto al cuidado en cuanto a la maternidad, deben ser tareas compartidas”, opinó el ministro de Trabajo y Seguridad Social, Pablo Mieres.
La senadora del Partido Nacional, Carmen Asiaín, en entrevista con La Mañana relató que participó del encuentro y que se encuentra elaborando un proyecto en el que se contemplan algunos aspectos que, de manera colateral, condicionan algunas decisiones en las familias o las mujeres en cuanto a la elección de no tener hijos. “Somos un país de baja natalidad y si a esto se suma que la porción pequeña de la población que quiere procrear se encuentra con problemas de fecundidad, la situación se agrava”, aseguró.
La entrevistada aseguró que aún no tiene estudiado el tema, pero sí me he estado ocupando en un aspecto colateral. “En las entrevistas de trabajo es una pregunta recurrente si la mujer piensa tener hijos, y a veces, la postergación acarrea problemas de fecundidad. No soy especialista en el tema, pero se escucha que biológicamente hay edades más propicias para quedar embarazada”, describió.
“Estuve trabajando en un documento que apela a la corresponsabilidad de ambos padres en la crianza, apunta a paliar otros problemas, no el de la fecundidad, pero algunos laborales que pueden ocasionar temas de postergación de la fecundidad”, comentó. Dijo que el proyecto reúne dos inquietudes: la de repartir más la responsabilidad de las tareas, sobre todo en las separaciones, donde estadísticamente el mayor peso cae sobre la mujer. Y en segundo lugar la inquietud de algunos padres que quieren colaborar, pero en ocasiones terminan no viendo a sus hijos durante mucho tiempo.
Asiaín es vicepresidenta de la Comisión de Población, Desarrollo e Inclusión, y espera poder presentar allí su proyecto. Además, indicó que está dentro de los planes de la comisión abordar temas de natalidad, ya que se asume como un asunto de relevancia.
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