Mientras se espera para las próximas semanas una resolución por parte de la Comisión de Promoción y Defensa de la Competencia por la compra de las plantas de Marfrig por parte de Minerva Foods, los productores comienzan a movilizarse. Estos entienden que la concentración que se producirá los afectará de manera directa.
Con esta operación, Minerva compró los frigoríficos Colonia, La Caballada de Salto e Inaler de San José. Estos se sumarán a los que ya tiene: el PUL, Carrasco, Canelones y tres de Breeders and Packers Uruguay (BPU).
Los principales accionistas son Saudi Agricultural & Livestock Investment Co, de Arabia Saudita, con el treinta por ciento; la familia brasileña Vilela de Queiroz con el veintidós por ciento; el fonde de inversión T. Rowe Price Associates de con 3,6; MInerva SA con 3,6 y The Vanguard Group de Estados Unidos con 1,6 por ciento. Indicaron que con la compra de las nuevas plantas Uruguay aumentará su producción a 4.550 cabezas de ganado por día.
Se ha señalado que con la compra de las plantas frigoríficas en Uruguay, Minerva controlará más del 45 por ciento de la faena y el sesenta por ciento de las exportaciones de carne, lo cual se considera un riesgo, ya que se podrán fijar los precios del ganado por el poderío que tendría dentro del mercado. Con esta última operación de compra, Minerva tendrá un 52 por ciento de su capacidad instalada de bovinos en Brasil, un quince por ciento en Paraguay, un quince por ciento en Argentina, un once por ciento en Uruguay y un siete por ciento en Colombia.
Si bien varios sectores políticos han expresado su preocupación por esta operación, desde el Gobierno se indica que la palabra final la tendrá la Comisión de Promoción y Defensa de la Competencia (Coprodec). Esta podría autorizar la compra o no. Como los frigoríficos uruguayos estaban dentro de un paquete (Minerva le compró plantas a Marfrig en Uruguay, Argentina, Brasil y Chile), la compra está hecha y la única solución sería que la Coprodec no la autorice, lo que llevaría que Minerva deba poner a la venta las plantas que eran de Marfrig.
Ahora los plazos están corriendo. A principios de febrero vencen los cien días de estudio de la compra por parte de la Coprodec, pero puede solicitar cien días más para analizar los documentos.
Visto que la fecha de resolución se acerca, los productores de diversas partes del país están tomando acciones. Una de las más curiosas se vio días pasados en Punta del Este, cuando contrataron un avión que recorría las costas del balneario con un gigantesco cartel que decía “No al oligopolio de la carne”.
Por otra parte, también iniciaron una recolección de firmas, en change.org, para ser presentadas al presidente Lacalle Pou. La petición ya fue suscripta por productores y otras personas, y lleva recolectadas más de 2.300 firmas. En esa misiva se indica que “los productores seremos la variable de ajuste del mercado, ya que el poder económico de Minerva Foods le permitirá manejar los precios de los ganados, tanto para faena como para sus encierros. Cualquier centavo de rebaja en el kilo de carne significará millones de dólares de ganancia adicional para dicho operador”.
Un detalle señalado por los productores es que las cuatro plantas de Minerva en Uruguay tienen capacidad de faena ociosa, realizando varias paradas rotativas por año en las que envían a sus trabajadores a seguro de paro. Y se preguntan por qué quiere tres plantas más. “La respuesta parece clara: se procura limitar aún más la competencia en el mercado, adquiriendo una posición de dominio que somete al productor y anula su ya reducida capacidad de negociación”, indican.
Otro aspecto analizado es la compra de la empresa en la región, donde tiene decenas de frigoríficos en Paraguay, Brasil y Argentina. Esto lleva a pensar que puede actuar desde el ámbito geográfico que le resulte más interesante en cada momento, “el cual puede no ser el de nuestro país, con el desplome de precios del ganado que ello implicaría”. Como dato reciente, en diciembre Minerva realizó desde Paraguay el primer embarque de carne bovina hacia Estados Unidos.
Los productores indican en la misiva que “todavía está fresco en nuestra memoria el recuerdo de la estrategia de amenaza de incumplimiento de los contratos al que Minerva Foods nos sometió en el año 2022” y si esta operación se autoriza, “no habrá retorno: todos los productores del país seremos rehenes de una situación no deseada y de insospechadas consecuencias negativas”.
Sobre el final de la carta señalan: “Nos dirigimos al Poder Ejecutivo para que tome cartas en el asunto y defina criterios que impidan, de acuerdo con la normativa vigente, que se verifique una concentración de la relevancia económica y social de la planteada, que implicará un grave perjuicio a la producción ganadera nacional”.
Desde la Federación Rural se planteó ampliar la posibilidad de la exportación de ganado en pie, haciendo los trámites más fáciles, como una forma de contrarrestar lo que puede suceder con los precios del ganado que fije Minerva.
Por su parte, Minerva asegura que “después de la conclusión y aprobación de los procedimientos legales”, la nueva estructura de la empresa en Uruguay “contribuirá de manera única a nuestra estrategia comercial”.
Comentarios políticos
Los comentarios políticos sobre esta compra han sido varios, mayormente opuestos a que se autorice esta adquisición. El presidente de la República, Luis Lacalle Pou, había señalado su preocupación, por lo cual convocó a una reunión en setiembre del año pasado, de la cual participaron, entre otros, integrantes del Ministerio de Ganadería y el Instituto Nacional de Carnes.
El subsecretario de Ganadería, Juan Ignacio Buffa, señaló en ese momento que “el tono de la convocatoria del presidente fue un tono de preocupación. Esta es una operación que tiene una implicancia y un efecto a nivel económico, social y productivo, por lo que corresponde al presidente tener de primera mano todas estas evaluaciones y estas perspectivas arriba de la mesa”.
Desde Cabildo Abierto, el senador Guillermo Domenech había manifestado que se corre el peligro de estar frente a un oligopolio, con los peligros que eso implica. Ejemplificó que “el principal negocio del país y en consecuencia la entrada más importante de divisas va a quedar al albedrío de una empresa que va a dominar una porción muy significativa del total de movimiento en la materia”; y sobre los trabajadores aseguró: “Van a tener un solo patrón que va a manejar a su antojo la faena”.
Otro que han manifestado su preocupación con esta nueva aglomeración de la industria es el precandidato del Frente Amplio Yamandú Orsi, quien manifestó su apoyo al presidente Lacalle Pou en caso de que niegue que las plantas de Marfrig pasen a Minerva. Esto también es apoyado por el senador nacionalista Sebastián da Silva. Pero también desde todos los sectores políticos se entiende que habría más consideraciones políticas que técnicas a la hora de las decisiones. Se debe tener presente que el principal accionista de Minerva, es Saudi Agricultural & Livestock, una empresa del gobierno de Arabia Saudita. Con esa nación, Uruguay ha firmado en los últimos años diferentes acuerdos, entre ellos la habilitación para la exportación de productos lácteos, lo que ocurrió en agosto de 2023.
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