El plan Sueños en Obra del Ministerio de Vivienda y Ordenamiento Territorial (MVOT) se creó con el objetivo de lograr viviendas con valores que fueran “realmente sociales”. A través de este programa, destinado a quienes hoy alquilan y quieren tener su casa propia, el organismo brinda apoyos tanto para las empresas constructoras como para las familias. Mientras que anteriormente los proyectos presentados se concentraban en Montevideo, hoy el 87% de los mismos se ubican en el interior del país, informó González a La Mañana.
¿En qué consiste el programa Sueños en Obra?
Es un programa que está enmarcado en la ley de vivienda de interés social, llamada de vivienda promovida. Bajo esa ley, que implica beneficios tributarios, se generaron herramientas para que las viviendas fueran realmente sociales, porque por los valores que tenían no llegaban al sector que se entiende como social. Lo que se hizo fue poner un tope de precio, y como es bastante exigente, se les da apoyo a las empresas constructoras y subsidio a las familias.
Durante los 12 años en los que funcionó la ley original, la vivienda promovida se concentró en Montevideo, porque a las empresas les servía construir más allí, además de que había una exigencia de conexión al saneamiento en el interior del país, algo que no en todos lados hay. Por ello, nosotros dejamos de exigir eso y establecimos que ese aspecto lo autorizaran los gobiernos departamentales. Si bien no es lo ideal flexibilizarlo, es la realidad que tenemos en el país. Sí exigimos el permiso de construcción y el cumplimiento de la normativa departamental.
¿Cómo repercutieron esos cambios en los proyectos de construcción?
Eso hizo que el 87% de los proyectos presentados fueran en el interior del país. Otra herramienta importante que se generó fue el CIR (Certificado de Ingreso al Registro), que es la homologación de sistemas constructivos no tradicionales, lo que agilizó mucho los tiempos. Eso fue fundamental, porque si queremos bajar el costo de construcción en Uruguay, donde la mano de obra tiene una incidencia altísima, necesariamente tenemos que ir por el camino de la industrialización, entonces, esta es una herramienta muy importante.
¿Qué tipo de apoyos pueden obtener las empresas?
El MVOT puede participar de diferentes modos ante la presentación de un proyecto, por ejemplo, con aporte de capital, lo que implica una asociación, y una vez que el proyecto se hace y se vende, el ministerio recibe el dinero de vuelta —a través de un fideicomiso—; no es un subsidio a las empresas. Otro modo que fue armado en conjunto con el Ministerio de Economía es una garantía SiGa especial para este programa, que es del 70% del crédito que le otorgue el banco. El otro aspecto en el que puede participar el ministerio es aportando el marco normativo, o sea, no hay aporte de capital ni de garantía.
¿Cómo funciona?
Ha pasado que algunas viviendas promovidas que las empresas las tenían desde hacía unos años para la venta y no se habían logrado vender, han migrado a este programa, donde va a ser más fácil que sean vendidas considerando que existe el subsidio y el apoyo del MVOT en la venta de estas viviendas.
¿Y qué apoyos reciben las familias?
El apoyo a las familias es a través de un subsidio muy específico denominado Contribución Económica No Reembolsable. Esta contribución puede ser el aporte inicial, que es una base importante para las familias para acceder a la vivienda, que puede ser hasta del 30%. Se aplica un 30% sobre un precio topeado, y de repente el valor de la vivienda que le queda a la familia es el 50% del valor de mercado, eso es variable, pero puede llegar al 50%.
¿A qué población está dirigido el programa?
La población tiene que ser bancarizable, porque el que da un crédito a 25 años es un banco. Y estamos en tratativas con el Banco Hipotecario para mejorar las condiciones para este programa. Como para tener un perfil, sería la gente que hoy alquila la que podría acceder a la vivienda. Hay una realidad en nuestra sociedad y es que los valores de las viviendas muchas veces no están acompasados con los ingresos de las familias, por más que trabaje más de un integrante. De repente una vivienda promovida de dos dormitorios, por más barata que sea, no baja de US$ 160.000, y eso implicaría una cuota del entorno de los $ 40.000 o una entrega inicial de US$ 30.000, y muchas familias pueden pagar un alquiler, pero no ese valor, entonces, apuntamos a ese segmento. En Montevideo los proyectos no están en la zona céntrica, que es donde se concentra la mayor parte de vivienda promovida. En realidad, este es un programa complementario a vivienda promovida, porque llega a lugares donde vivienda promovida no llega. La mayoría de los proyectos están en Canelones y Maldonado.
¿Qué cantidad de proyectos hay actualmente?
En un año de funcionamiento logramos tener 45 proyectos ingresados, que son unas 3.280 viviendas. No es menor que en un año tengamos ingresadas más de 3.000 viviendas, es muchísimo. En los primeros años de vivienda promovida no se llegaba a estos números. Ya tenemos más de 100 viviendas prontas porque migraron de vivienda promovida al Sueños en Obra, y tenemos otras tantas en construcción. Y de esas más de 3.000 tenemos 1.000 aprobadas, algunas venían de vivienda promovida y otras están haciendo su trámite para obtener la resolución final, que es la obtención de los beneficios tributarios. Cabe aclarar que cuando el MVOT participa, exige una viabilidad comercial para evitar que se involucre en proyectos que no son viables. Si el ministerio aporta garantías, exigimos una preventa determinada, algo parecido a cuando los bancos dan un crédito a una constructora y le exige una preventa de un 30%.
¿El tema presupuestal ha sido una limitante?
Tuvimos una sorpresa: la mayoría de las empresas usan capitales propios y lo que requieren del ministerio es la garantía. El porcentaje que pide aporte de capital es solamente un 3% del total. En proyectos de hasta ocho viviendas el MVOT hace un aporte de capital importante que es del 80% del costo de la obra. ¿Cuál es el sentido de esto? Que a las empresas a las que les interesa hacer 20, 30 o 40 viviendas, o sea, que tienen cierta envergadura, no les interesa ir a lugares donde lo que se puede hacer son ocho o 16 viviendas, por un tema de costos fijos. Entonces, eso apunta a los constructores locales a los que se les dificultaría mucho el otro esquema, y de ese modo hacemos que puedan participar tanto empresas grandes como chicas, y también que puedan hacerlo en lugares que no admiten un proyecto de 30 viviendas porque son pueblos, pero sí de ocho.
¿Cuáles son los principales desafíos y metas a futuro?
Se había establecido como meta llegar a las 4.500 viviendas entre ejecutadas y en proceso, y yo creo que la vamos a superar, nos quedan dos años para llegar a eso. Creo que vamos a pasar las 5.000. Es determinante el apoyo de las entidades financieras, porque nosotros hemos generado un montón de herramientas, pero esto termina cuando se le concede un crédito a la familia. Al momento hay pocas familias que se han presentado porque son muy pocas las viviendas que están prontas o que se están terminando. Todavía no se está dando el caso de que haya mucha afluencia de familias solicitando créditos para acceder a viviendas de este programa, pero cuando eso suceda esperamos que la respuesta de todos los bancos sea buena, de modo que puedan acceder a ese crédito, porque recién ahí es cuando se termina esto, o sea, con la familia viviendo en la casa. Tenemos dos grandes desafíos, mejorar todo lo que se pueda el acceso a la vivienda de las familias y que este programa tenga promoción.
TE PUEDE INTERESAR