Un promedio estremecedor de una muerte cada tres días marca la gravedad del suicidio adolescente en el país. Con el fin de generar un marco legislativo que potencie el trabajo de las distintas instituciones que actualmente abordan este fenómeno es que la diputada cabildante Silvana Pérez Bonavita presentó el proyecto de ley “Campaña nacional de concientización y prevención del suicidio adolescente”, con el apoyo del INJU.
En términos generales, Uruguay presenta altas tasas de suicidio por habitantes (20,55 cada 100.000 habitantes), cifra que desde 2016 registra un aumento sostenido y que es mayor a las muertes en siniestros viales. Se trata de un problema social que atraviesa varias dimensiones. Incluso fue el propio ministro de Salud Pública, Daniel Salinas, quien denominó a la autoeliminación como “la otra pandemia” del país.
Los adultos mayores conforman el grupo etario con la tasa de suicidio más elevada, pero son los jóvenes de entre 15 y 19 años los que más intentos de autoeliminación cometen. A la vez, también son altos los números entre los 20 y 29 años. En concreto, más de 150 jóvenes se quitan la vida por año.
En diálogo con La Mañana, Susana Quagliata, magister en psicología clínica e investigadora en suicidios, docente del Instituto de Psicología Clínica, explicó que “la contención hacia los jóvenes por parte de referentes afectivos y de confianza disminuye el riesgo de cualquier situación de suicidios, porque por sí mismo el adolescente necesita apoyo”. “Cuanta más hostilidad exista en su entorno más se construye una teoría sobre un futuro negativo”, agregó la especialista.
Quagliata señaló además que durante esta etapa las personas tienen sus emociones y sentimientos a flor de piel y que hoy la mayoría de los adolescentes se sienten solos y que este factor, en ocasiones, deriva en una depresión. Y aunque no todos los adolescentes que atraviesan una depresión culminan en una autoeliminación, esto merece atención.
Los adolescentes muestran señales de que desarrollaron una teoría negativa sobre el futuro. Algunas de ellas se ven a simple vista, otras no, pues también las disimulan para no ser descubiertos ya que existe una idea de que mostrar debilidad puede connotar una imagen de fracaso, indicó la Quagliata. En este sentido, enumeró como alguna de ellas la ruptura de vínculos, el aislamiento social, el consumo de alcohol o drogas, la disertación del sistema educativo y la ausencia de un proyecto de vida a futuro. Aunque no siempre suceden.
La temática en realidad es mucho más compleja, y por eso sorprende tanto la lastimosa noticia de la autoeliminación de alguien a quien todos denominaban como “el rey de la fiesta”. Detrás de esta máscara, asegura la psicóloga, se esconde una gran desesperanza –más profunda inclusa que una depresión– y un temor a vivir, que impulsa la creencia de que toda su vida será como lo es en el presente. Quienes se suicidan, lo que desean en realidad no es terminar con su vida, sino con un padecimiento. “En el trasfondo de todo está un pedido de ayuda para que los enseñen a vivir sin dolor”, indicó.
Dar apoyo psicológico a esta población es fundamental, sostuvo Quagliata, quien señaló la dificultad –intensificada en la pandemia– de los sistemas de salud, tantos públicos como privados, en que los jóvenes puedan acceder a una consulta integral que englobe no sólo el aspecto psiquiátrico sino también el psicológico. “No se llevan adelante las prestaciones como se tienen que llevar para los adolescentes, que es atendiendo su salud de forma integral, ya que el fenómeno del suicidio es multifactorial”.
“La punta de un iceberg”
El suicidio es la segunda causa de muerte en los jóvenes. Detrás de esta problemática, existen otras relacionadas no solo con la salud mental, sino con situaciones de violencia a nivel social e intrafamiliar, con tristeza y aislamiento. Es por esto que Felipe Paullier, director del Instituto Nacional de la Juventud, mencionó a La Mañana que este fenómeno es “la punta de un iceberg” donde la suma de actores y la prevención es esencial.
Según Paullier, son los propios jóvenes y adolescentes los que ponen el tema del suicidio en la agenda a través de diversos espacios de participación juvenil, por lo que desde la institución se han acercado a ASSE para trabajar en conjunto con el fin de contraatacarlo. “El país está atravesando un cambio importante con la implementación de la Ley de Salud Mental, y la actual administración de ASSE ha insistido en que es un tema prioritario, por lo que entendemos que se empieza a alinear todo para generar los cambios del sistema que permitan dar respuesta, porque sabemos que existe una enorme inequidad de muchos años entre la salud privada y pública”, subrayó.
En este sentido, Paullier señaló la diferencia en la accesibilidad para una consulta con un psicólogo de forma privada en comparación con la forma pública. De cualquier manera, indicó: “Los cambios que se realizaron con la Ley de Presupuesto y la impronta que tiene esta atención de ASSE refleja que es un tema prioritario”.
El apoyo legislativo
La diputada de Cabildo Abierto, Silvana Pérez Bonavita, presentó en el Parlamento un proyecto de ley que busca generar una campaña nacional de concientización y prevención del suicidio adolescente en nuestro país con el fin de difundir las alarmas que pueden derivar a esta situación y divulgar las líneas de apoyo existentes.
En diálogo con La Mañana, la legisladora explicó que se busca que esta campaña sea realizada en una impronta juvenil, haciendo especial hincapié en las redes sociales más utilizadas por esta población. “Queremos transmitir el mensaje de que hay muchas maneras de pedir ayuda y de que están los medios para hacerle frente a esta situación tan alarmante, para poder realizar un abordaje integral tan necesario en un caso como este”, mencionó Pérez Bonavita.
Actualmente el proyecto se encuentra a la espera de su estudio en la Comisión de Salud de la Cámara de Diputados. La diputada cabildante señaló que se aguarda que este avance dado que tres de los cinco miembros de la Salud han firmado el proyecto. “Está apoyado por todo el oficialismo y tenemos un buen augurio de que el proyecto prospere”, comentó. En caso de que sea aprobado en la Cámara Baja, pasará a estudio de los senadores para que más adelante se reglamente.
Durante la elaboración de este proyecto, sus redactores trabajaron en contacto con el INJU desde donde se menciona que celebran la iniciativa, destacando la presencia de otro actor más para poder hacer frente a esta situación.
Pérez Bonavita mencionó que el trabajo en conjunto con otras instituciones, así como el respaldo legislativo, permitirá que las autoridades unifiquen esfuerzos y se puedan desarrollar campañas integrales de concientización. “Buscamos que con el marco legislativo se pueda respaldar todo el trabajo que se viene realizando y, a la vez, desarrollar una reglamentación adecuada para lograr el compromiso”, declaró.
“Perdidos en el sistema”
Para Quagliata, los efectos de la pandemia aún no son del todo medibles y habrá que esperar, incluso hasta próximas generaciones, para determinar sus consecuencias a nivel psicológico. “Ocurren muchas pérdidas por lo que es fundamental la forma en la que se procesa esto a nivel familiar para el adolescente”, aseveró.
Aunque los datos correspondientes a 2020 –enmarcado en escenario de covid-19 y confinamiento voluntario– aún no están listos, las aproximaciones indican que en el último año no se registraron aumentos significativos en los suicidios, según expresó el Dr. Pablo Fielitz, director de Salud Mental y Poblaciones Vulnerables de la Administración de los Servicios de Salud del Estado (ASSE), en entrevista con La Mañana, aunque agregó que el mayor riesgo se da en la salida de este tipo de situaciones, lo que obliga a estar aún más alerta.
En la línea de apoyo emocional este año se recibieron más de 20 mil llamadas, aunque la totalidad de ellas no fueron por intentos de suicidios. Debido a que la mayoría de los usuarios son mayores de 50 años, desde ASSE trabajan en un proyecto que ya se encuentra en marcha para implementar este servicio a través de un chat con el fin de hacer foco en la población más joven.
En este sentido, Fielitz afirmó que hay quienes realizan intentos de autoeliminación que posteriormente quedan “perdidos en el sistema” sin ser evaluados posteriormente por los especialistas. “Un aspecto central para nosotros es mejorar la coordinación para que quienes lleguen a una emergencia por un intento de suicidio tengan contacto con un equipo de salud con una agenda priorizada para que sea evaluado”, señaló, aunque agregó que se trata de un problema que se arrastra desde “hace muchos años”, indicó.
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