Entre los años 2010 y 2019 se firmaron varios contratos de compra de energía eólica a empresas privadas. Este año UTE deberá pagar cerca de US$ 500 millones, lo que representa el 50% del gasto corriente del ente. Para el director de UTE, Enrique Pées Boz, se termina pagando por energía que no se necesita y vuelve “inverosímil” la posibilidad de bajar tarifas.
Los datos del pasado lunes (y que son similares casi a diario) muestran que ese día se generó en promedio 1.117 MWH (1,7 millones de watts por hora), proviniendo el 30% del sector eólico, 438 MWH de generación térmica, y el resto de energía por paneles solares (fotovoltaica), Salto Grande, represa de Río Negro y por generación de biomasa.
Para el director de UTE por Cabildo Abierto, el doctor en Economía Enrique Pées Boz, la compra de energía eólica a largo plazo, con tarifas fijas, se ha convertido “en uno de los temas más importantes, porque tiene una repercusión en el ámbito de las familias y en las empresas de Uruguay”.
Entre 2010 y 2019 se firmaron varios contratos de compra de este tipo de energía, totalizando 1.500 MW, con precios variados. En 2010 y 2011, los contratos firmados fueron por US$ 89 el MWH (megavatio-hora). Años posteriores se firmaron otros con valores de entre US$ 60 y 70 por MWH, todos con paramétricas de ajustes.
Pées Boz entiende que la energía eólica se ha convertido en un ancla para que UTE pueda bajar las tarifas, ya que los contratos son en moneda extranjera y a largo plazo. El economista dijo a La Mañana que la firma de contratos en dólares o euros es uno de los problemas que tiene en este momento la empresa estatal. “La administración anterior firmó contratos en dólares y euros cuando las tarifas de UTE se cobran en pesos. Desde mi punto de vista de economista veo el riesgo del cruzamiento de monedas. Si el dólar sube entonces se abre una brecha importante”, aseguró.
Para este año habrá que pagar por la compra de esta energía unos US$ 500 millones a inversores privados, representando más del 50% de los gastos corrientes de UTE. “En este contexto bajar tarifas se vuelve muy difícil, porque nos dejaron un campo minado. No es imposible, porque la palabra imposible no es de mi gusto. Pero es casi inverosímil plantear una rebaja notoria de las tarifas cuando tenemos firmados estos contratos, que representan más del 70% del costo de abastecimiento de la demanda”, sostuvo Pées Boz.
Recordó que hace diez años los privados pasaron de un 4% de los costos de abastecimiento de la demanda al 70% actual. El director de UTE por Cabildo Abierto dijo: “esto es lo que yo llamo la silenciosa privatización de la empresa”. Un agravante de la situación es que muchas veces se paga por esa energía aunque no se necesite. Esto lleva a que los generadores privados tengan el pago asegurado de un producto la energía eléctrica, que muchas veces no se llega a usar.
“Lo único que estos inversores tienen que hacer es preocuparse de que los molinos de viento funcionen o que los paneles fotovoltaicos estén alineados al sol”, dijo el entrevistado, ya que de la trasmisión, distribución y cobranza se ocupa la empresa estatal. Acotó que estos contratos “no son un palo en la rueda para UTE, son un bosque en la rueda” y muchos de ellos se extienden por 20 o 30 años, no se pueden cambiar y pertenecen a fondos de inversión internacionales.
Compromiso para comprar energía eólica dejaron “un campo minado” en UTE
Bajar los costos de la ineficiencia
No obstante, el director por Cabildo Abierto considera que se puede hacer mucho para mejorar la situación de la empresa y lograr bajar costos.
El 20% de la energía que produce UTE se pierde por diversos factores. De los 12 mil gigawats de energía que tiene UTE por año para distribuir, se pierden 1000 porque no se pueden colocar y de las 11 mil que se suben al sistema de distribución solo se facturan algo menos de 9000 gigawats (en 2002 se facturaron 8700 gigawats, un 70% de la producción).
Esto se debe a pérdidas técnicas en el sistema de distribución y el hurto de energía. Las pérdidas técnicas son de un 3% y el restante 17% es por hurto. Sobre este punto en particular, Pées Boz aclaró que, si bien existe gente que “se cuelga” de las redes eléctricas en los barrios carenciados, también pasa lo mismo en otros barrios que no lo son.
“Ese 20% que se pierde no se le puede achacar a los contratos con privados. Es por la ineficiencia, porque mientras se firmaban esos contratos, se debilitaba los controles sobre las pérdidas. No siempre estas pérdidas fueron un 20%, hace unos años estaban por debajo del 12%. Por lo tanto queda mucho por hacer y se debe volver a niveles aceptables”, señaló. Pées Boz opina que UTE debe “cambiar el chip”, ya que en la empresa se sigue con un esquema donde se piensa que falta energía, cuando en realidad sobra energía.
“Mi tarea es convencer a la administración de que hoy el panorama no es el mismo de hace 10 años. Yo creo que se hizo mal el cambio de la matriz eléctrica. Pero ahora el panorama es distinto y las soluciones deben ser buscar mecanismos para expandir el uso de la energía eléctrica, como ser la movilidad eléctrica (automóviles). También presentamos un proyecto que se está tratado, para que las mipymes puedan volver al consumo que tenían en 2019, con una tarifa especial, para ayudarlos a recuperarse en esta época de pandemia”, manifestó.
Exportar sale caro
Si bien existe un excedente de energía, la misma no siempre se puede exportar. Los dos compradores que tiene Uruguay son Argentina y Brasil. En el caso de Argentina, cuando se vende se termina subsidiando el precio de la energía de los habitantes del vecino país. Un ejemplo de esto, es el costo del MW de energía solar. UTE lo debe pagar a los privados a US$ 126 el MW y Argentina está dispuesta a pagar solo US$ 28. Por lo tanto, si se vende como excedente, se pierden casi US$ 100 por MW.
En el caso de Brasil la situación es un poca distinta porque paga precios considerados, más racionales, pero quedan opacados por los costos que implicó una reconversora ubicada en Melo y que costó US$ 500 millones. Por cuestiones técnicas, la energía que se vende a Brasil debe pasar por esa reconversora, a lo que se agrega que se debe también pagar un canon a líneas trasmisoras en Brasil, las cuales no se utilizan.
“Todo esto pesa en las tarifas que pagan las familias y las empresas uruguayas. No son entonces solo los contratos con los generadores privados lo que pesa en la tarifa, sino estas otras cuestiones que también forman parte del cálculo de las tarifas eléctricas”, dijo Pées Boz.
TE PUEDE INTERESAR