La campaña quedó en stand by tras la irrupción del coronavirus y las prioridades cambiaron. ¿Cuál es el margen de acción que se tiene en un momento así?
Creo que quienes tenemos algún grado de visualización pública y somos candidatos para la elección departamental, tenemos la oportunidad y la obligación de comunicarnos a través de los medios actuales como las redes.
Hoy están que arden Twitter, Instagram, Facebook; está todo muy activo y es natural porque nos hemos retraído en una especie de cuarentena voluntaria. Se suspendieron las reuniones y me imagino que en otros partidos pasa lo mismo.
¿Cree que las medidas del gobierno para enfrentar el coronavirus van en el camino correcto?
Yo creo que sí, que lo que se está planteando es correcto, como las medidas que atienden a los derivados de la crisis, que tienen que ver más bien con la economía. Algunas señales son positivas. No sé si son suficientes, lo veremos más adelante.
Se ha referido en los últimos días a que la economía va a quedar muy afectada. ¿Cómo se sale de eso?
Creo en un Estado protagonista. En el mundo se está saliendo con un Estado asumiendo la responsabilidad y con una estrategia de expansión y no de retracción. Eso en todas las crisis de este tipo sabemos que funciona así. Lo complejo es que la filosofía económica que planteó este gobierno después de asumir iba en otro sentido. Es un gobierno que cree en una economía más liberal y en un Estado más retraído donde la gran preocupación era el déficit, pero hoy pasa a ser otra.
A través de las redes, usted ha marcado distancia con otros dirigentes del FA que han sido críticos con el gobierno y ha optado por enviar un mensaje de unidad. ¿Por qué le parece importante?
Porque seguimos divididos en dos veredas con un muro en el medio. Lo que dirigentes del FA están haciendo es decir lo que piensan como si la realidad fuera la misma que en campaña electoral. No se han dado señales, y ahí el gobierno tiene mucho para hacer, de convocarnos a todos para tener una salida común.
Estoy en desacuerdo a veces con los mensajes que se dan desde mi tienda política, pero también es cierto que no hay ningún otro espacio para plantear nada y habría que haberlo generado. Me remonto al 2002, que más allá de las diferencias serias que había, en determinado momento hubo que parar la mano y buscar una salida.
Es esperable que las críticas sigan cruzándose y que el gobierno se siga defendiendo. La realidad actual es bien distinta a la de las elecciones y se siguen escuchando los mismos discursos de “la herencia que nos dejaron”, “lo que hizo el FA en estos 15 años”, y por otro lado, las mismas críticas del FA hacia el gobierno como si estuviéramos en un período de normalidad.
Usted plantea, pese a que todavía hay un clima electoral porque queda pendiente una campaña hacia las departamentales, que la prioridad pase a ser el país en su conjunto.
Claro. ¿Cuántas veces se ha visto en el mundo que un país en una situación crítica da vuelta la página en los perfiles y logra una unidad de cara a ese problema común? Ha pasado en situaciones de catástrofes y de guerra, ejemplos hay miles.
La sociedad y la economía van a quedar muy golpeadas. Además de los problemas de salud que van a generarse, va a haber un castigo hacia los que menos tienen, va a haber hambre, y para eso tenemos que estar preparados.
“Lo que se está planteando es correcto, como las medidas que atienden a los derivados de la crisis, que tienen que ver más bien con la economía”
¿Considera que al FA le faltó autocrítica con respecto a la derrota electoral?
Con respecto a la derrota creo que tenemos tiempo para analizarla. La autocrítica nos falta en el funcionamiento cotidiano, no se puede vivir sin ella, tiene que ser una actitud permanente. Desde el año 2018 nos venían diciendo que estábamos en un 30% (de intención de voto) y no cambiamos, no corregimos el rumbo, quiere decir que nos faltó autocrítica. No lo creíamos, o si lo creíamos no le encontrábamos la vuelta.
¿Se generarán espacios para analizar la derrota?
El ciclo electoral no terminó. Tenemos que dar las 19 batallas por las intendencias y los municipios. Por supuesto, después de este paréntesis, así que tenemos tiempo.
¿Qué perspectivas tiene el FA hacia el futuro?
Yo lo veo bien. En cinco elecciones seguidas el FA fue la fuerza política más grande de este país. Para un partido de izquierda es casi inédito en América Latina, entonces habla de que tiene vigencia, está de pie, aunque sale de una derrota que fue dolorosa.
Yo mismo pensaba que iba a ser una derrota mucho más dura, que iba a ser una paliza. Los números de octubre fueron muy feos y con la remontada de noviembre, sumado a la constatación de que seguimos teniendo una bancada parlamentaria sólida, tenemos esperanzas de futuro.
Ahora, es cierto que vamos a tener que desempolvarnos, darnos cuenta de que hay que cambiar algunas cosas que tienen que ver con la estructura, con el funcionamiento, la relación entre la fuerza política y los cargos de gobierno, entre la fuerza política y las fuerzas sociales. Todo eso tiene que ser puesto sobre la mesa y ver en qué parte no funcionó.
¿Cómo cree que se encuentra hoy Canelones, tras cinco años de su gestión?
Entiendo que el departamento avanzó en infraestructura básicamente, que es lo más notorio. Es cierto que la cantidad de población crece año a año y eso genera cada vez más desafíos. Lo otro es que queda mucho para hacer todavía y eso es lo que nos mantiene enteros y con ganas de seguir. A mí me gusta la tarea, asumir la responsabilidad de la intendencia y por eso queremos estar cinco años más.
¿Qué es lo que queda por hacer?
De todo lo hecho, siempre falta un poco más. Por ejemplo, en las encuestas la gente dice que lo que más aprueba de la Intendencia de Canelones es el arreglo de las calles, pero cuando le preguntás qué es lo que más critica, también son las calles, o sea que es un proceso de infraestructura que vamos a tener que seguir haciendo.
Evidentemente para algunos procesos seguimos siendo muy lentos. Estoy hablando del caso de las habilitaciones, de los proyectos de desarrollo; ahí tenemos que mejorar mucho. En la movilidad también, y es un tema no solo nuestro sino metropolitano, incluyendo al gobierno nacional.
Debemos ser cada vez más exigentes con el medio ambiente, donde hemos trabajado bien pero falta mucho todavía. Esto es de nunca acabar.
¿Da por ganada la elección?
No, para nada. En Canelones tenemos la ventaja de que no hay coalición opositora, pero hay otros candidatos; somos nueve en total. Es una fortaleza tener la votación que tuvimos en octubre y noviembre y que no aparezcan todos juntos, pero bajar los brazos es la peor de las recetas. Hay municipios que están en juego, hay bancadas de ediles que nosotros tenemos que fortalecer, porque de eso depende también la fortaleza de un gobierno departamental. El descansarte y creer a rajatabla en una encuesta te puede volver soberbio.