En el mundo, fenómenos globales como el descreimiento hacia los partidos políticos afectan cada vez más a los sistemas democráticos. Sin embargo, en Uruguay la mayoría de la población todavía conserva cierto grado de confianza. De todas maneras, de acuerdo con el politólogo consultado por La Mañana, en los últimos años ha aumentado el descontento con los partidos, y eso preocupa a la clase política, que intenta revertir esa tendencia.
Según el Latinobarómetro publicado en noviembre de 2018, los partidos políticos están en el último lugar en relación a la confianza en las instituciones uruguayas. ¿A qué lo adjudica?
El distanciamiento de los ciudadanos respecto a los partidos políticos es un fenómeno global y es una de las principales amenazas a la democracia a nivel planetario. Es cierto que en Uruguay hay menor confianza hacia los partidos que hace un tiempo, pero todavía hay un grupo de ciudadanos que la mantiene. Hay otras democracias donde directamente no existe, y como consecuencia de eso hemos tenido sistemas de partidos que han colapsado y han dado lugar a tipos de democracias o de cuasi democracias con componentes mucho más inestables. En nuestro país no hemos llegado a un nivel tan dramático.
Pero ¿ya es una señal de alarma lo que sucede en Uruguay?
Sí, por supuesto, es una señal de alerta, pero no una catástrofe.
“El distanciamiento de los ciudadanos respecto a los partidos políticos es una de las principales amenazas a la democracia”
¿Ve posibilidades de que se revierta esa tendencia?
Sí, y tengo mucha expectativa de que así sea, porque las democracias son mucho más estables cuando tienen partidos fuertes, y esa brecha entre ciudadanos y partidos no es tan amplia. Como siempre, va a depender de la pericia del liderazgo político para ir generando la reducción de estas brechas y la recuperación de confianza. Tampoco hay que ser ingenuo, porque hay cambios sociales, culturales y económicos a nivel global, que hacen que los partidos políticos estén bajo cierta presión, pero no es la primera vez en la historia que eso sucede. Tenemos partidos longevos que han sabido adaptarse a circunstancias muy distintas, a crisis económicas y políticas, a momentos muy duros; lo han hecho con éxito y eso genera esperanza de que puedan encontrar nuevamente los caminos para fortalecerse de cara al futuro.
¿Cuáles son los factores que explican la desconfianza en los partidos?
Hay muchos estudios sobre el tema, pero yo no soy especialista en esto y consideraría que estoy hablando de oído.
¿Cuánto pesan, por ejemplo, los casos de jerarcas que han tenido un comportamiento alejado de la ética? o los de corrupción? ¿Afecta esto al incremento de esa desconfianza?
Sin duda, el desempeño del liderazgo político tanto del partido de gobierno como de los partidos de oposición son factores que están por detrás de un aumento de la desconfianza. No son los únicos. En esto se combinan muchas cosas porque ha habido países donde no ha habido casos de corrupción sonados e igualmente se ha producido un distanciamiento de los partidos. De todos modos, está claro que los casos de corrupción o de mal uso de fondos públicos son motores que aceleran la pérdida de confianza.
¿La forma de comunicación de los partidos hacia la gente puede estar fallando?
Yo creo que los temas de comunicación son secundarios. La mala política no se soluciona con una buena comunicación y la buena política es muy difícil de estropear con una mala comunicación. En definitiva, el problema de fondo siempre es la gestión política.
¿Las propuestas que se están haciendo en esta campaña política son acordes o la gente está esperando otra cosa de los precandidatos?
Eso lo van a decir las urnas. Si los candidatos logran sintonizar con las demandas del público y este siente que le están proponiendo soluciones reales a sus problemas, entonces eso será generador de confianza. Por el contrario, si realizan propuestas que no son creíbles o que después no son cumplidas, eso acelerará la desconfianza.
¿Percibe que hoy la gente se siente representada por los partidos políticos?
Uruguay es uno de los pocos bastiones en el mundo donde todavía la mayor parte de la población tiene identificación con un partido político. A nivel internacional son una rareza esos casos. Lo que sí está claro es que en los últimos cinco años ha habido un proceso de disminución de la cantidad de gente que se identifica con un partido.
“En los últimos cinco años ha habido un proceso de disminución de la cantidad de gente que se identifica con un partido”
¿Cuáles son los riesgos de que persista este descontento con el sistema político?
Evidentemente, cuando la política colapsa, las cosas que pasan en los países no son buenas. Depende del grado de agudización de desencanto la gravedad de las cosas que puedan ocurrir, pero por el momento estamos lejos de pensar en alguna circunstancia grave para nuestro país.
“En la clase política hay conciencia de que estamos en una situación de malestar ciudadano”
Los precandidatos se han mostrado preocupados por este tema. ¿Considera que están tratando de revertirlo?
Sí, Uruguay tiene una clase política muy sana, la enorme mayoría de los líderes políticos –con quienes interactúo por razones profesionales- tienen genuinas intenciones de contribuir a que sea un país mejor. Hay conciencia del problema y de que estamos en una situación de malestar ciudadano y la mayoría está preocupada por el tema e intentando hacer cosas para corregirlo. En la medida que hay algunas raíces del fenómeno que son globales y culturales, tampoco es tan sencillo encontrar los caminos de salida; es un desafío complejo. Habrá mucho de ensayo y error, pero tengo confianza en la clase política uruguaya para que la situación vaya a mejor y no a peor.
Los partidos políticos en el último lugar
El Informe Latinobarómetro es una encuesta de opinión pública que se lleva a cabo cada año, donde se realizan cerca de 20.000 entrevistas alrededor de 18 países de América Latina, y de esa forma se representa a más de 600 millones de habitantes. La responsable de producir este estudio es la organización privada sin fines de lucro llamada Corporación Latinobarómetro, que tiene su sede en Providencia, Chile.
Tal como se desprende del informe publicado el noviembre del año pasado, en lo que respecta a la confianza en las instituciones, en Uruguay las Fuerzas Armadas encabezan el ranking con 62% y les sigue la Policía con 59%, la Corte Electoral con 47%, el gobierno con 39%, el Poder Judicial con 39%, la Iglesia con 38%, el Parlamento con 33%, y por último, los partidos políticos con 21%.