¿Cómo influye la educación en el desarrollo económico de un país? ¿Son más ricos los países con mejores modelos educativos? Tomemos como ejemplo nuestro país y Finlandia, país que goza de fama de tener el mejor modelo educativo del planeta.
Comencemos por la paridad de poderes de compra (PPC), índice que compara el nivel de vida entre ciudadanos de diferentes países. El PPC se forma a partir del PBI per cápita y el costo de vida. Hoy el PBI per cápita de Uruguay (U$S 21.000) es muy inferior al de Finlandia (U$S 51.000), y el costo de vida aquí es más caro también. Quiere decir que los uruguayos somos más pobres que los finlandeses. Me pregunto: ¿desde cuándo? ¿Uruguay siempre fue más pobre que Finlandia?
La historia económica del siglo XX del Uruguay se puede dividir en dos grandes periodos: desde fines del siglo XIX (1870) hasta 1950, y desde los cincuenta hasta el presente, primeros 20 años del siglo XXI.
Entre 1870 y 1875, el PBI per cápita uruguayo era significativamente mayor que el de Chile (70%), España (63%) o Italia (53%), y tan solo un 10% inferior al de Estados Unidos. Este desarrollo traducido en bienestar tuvo como motor a las exportaciones de productos primarios a los principales mercados del planeta. A partir de los años 50 Uruguay se sumó al resto de los países de América Latina en utilizar el ISI (Industrialización por Sustitución de Importaciones), un plan impulsado por la Cepal que buscaba que los países se cerraran a la importación y dar incentivos para la creación de industrias nacionales que produjeran lo que antes se importaba. Las exportaciones de carne, lana, cuero y leche pasaron a financiar un modelo de empresas locales que no competían, volviéndose carentes de innovación, que vendían productos caros a un mercado pequeño que no crecía y que veía su poder adquisitivo disminuido año a año.
El modelo ISI finalmente cae en 1972. Dejando un país que había crecido entre 1955 y 1972 en un 11,1% global, solo comparable con Haití en América. Para peor, el motor original de nuestro desarrollo, el agro, estaba muy golpeado. Precios internacionales bajos y recursos que pudieron ser utilizados para la innovación en el rubro fueron desviados para subsidiar empresas en su mayoría inviables. Seguíamos con el mismo modo de explotación extensivo.
Frente al desempleo y la falta de ingresos se crearon más empleos públicos (1,8% de la población en 1900 a 8,2% en 1969) y se emitió moneda. Este combo nos llevó a tener una inflación de hasta 180% anual. En el período del Uruguay exportador, con crecimiento de exportaciones tradicionales, Se logró consolidar una clase media educada y pudiente. El aumento de los ingresos de las exportaciones, las mejoras en las condiciones de trabajo y la exitosa intervención del Estado en ese momento dejaron sentada la idea de que tener un Estado intervencionista es sinónimo de prosperidad. Idea errónea que aún se mantiene en gran parte del imaginario uruguayo.
Mientras que en el Uruguay de los 70 y 80 los jóvenes uruguayos querían ser empleados públicos, del otro lado del Atlántico, en Finlandia, los jóvenes querían ser maestros.
La Economía del Conocimiento
En 1987 el Cr. Ricardo Pascale volvió de Finlandia fascinado con lo que hoy se conoce como la economía del conocimiento.
Una alta funcionaria de Cancillería de ese país le decía a Pascale: “Los maestros son muy importantes y tienen un examen de ingreso a la universidad muy difícil”, de 3000 aspirantes a la facultad de magisterio, acceden solo 120. Los finlandeses entendían que en el mundo que asomaba el factor humano superaría al capital, el trabajo y los recursos naturales. “El desarrollo dependerá de la calidad de la educación de los jóvenes de hoy”, sentenciaba la funcionaria.
En una entrevista reciente, Jari Lavonen, decano de la Facultad de Educación de la Universidad de Helsinki, señala que en las escuelas de su país es donde menos horas de clase y cantidad de deberes y tareas tienen los niños, donde los recreos son más largos, y donde la educación formal comienza más tarde en comparación con el resto del mundo. “Un niño de cuatro años necesita jugar, no ir a la escuela”. Las escuelas colocan al niño en el centro y no a los padres. Todo se ajusta a las necesidades del niño y dedican mucho espacio al juego. A partir de los años 80 se crea la última ley de educación y en 2016 se hizo obligatorio la enseñanza colaborativa, así como permitirles a los alumnos elegir sus materias de acuerdo con sus intereses y sus habilidades.
Mientras que en Uruguay con recursos genuinos se financiaban empresas inviables y empleos públicos, en Finlandia al mismo tiempo se invertía en educación, jerarquizando la carrera de maestro y colocando al estudiante como el centro de su principal política de Estado. Los resultados de un modelo y del otro están a la vista en todos los índices económicos, de seguridad, de corrupción y especialmente en evaluaciones educativas internacionales.
Un dato importante es que en 1875 Finlandia era un ducado anexado por Rusia, al tiempo que Uruguay tenía los índices de ingresos y educación similares a los de los países desarrollados. Hoy el PPC de Finlandia es 3,12 veces mayor que el de Uruguay.
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