Las políticas de respaldo masivas salvaron a millones de empresas europeas y, con ellas, más de 30 millones de puestos de trabajo. Sin embargo, a medida que la pandemia se prolongue y venzan las medidas —como la moratoria del reembolso de préstamos—, podrían aumentar las quiebras, con el consiguiente ascenso del desempleo y de los préstamos en mora. Para respaldar un repunte y una recuperación sólida en 2021, será necesario mantener los programas y las ayudas de emergencia, pero también adaptarlos.
Con muchas empresas sin poder funcionar a pleno rendimiento o incluso totalmente paradas, los programas públicos de respaldo —como los sistemas de mantenimiento del empleo, que en su momento álgido llegaron a beneficiar a 54 millones de personas— han sido fundamentales para la supervivencia de compañías y personas. La liquidez (efectivo disponible) proporcionada a las empresas evitó una cascada de quiebras. También permitió que los bancos siguieran concediendo préstamos, en lugar de amplificar la crisis con el efecto añadido de una contracción del crédito. En un reciente estudio de personal técnico del FMI, que abarca 26 países europeos (21 de ellos, miembros de la UE), estimamos que sin políticas de respaldo, el porcentaje de empresas ilíquidas en Europa habría sido más del doble y el de empresas insolventes casi se habría duplicado para el final de 2020.
Incluso con ayudas de esta magnitud, se estima que el porcentaje de empresas insolventes sobre el total se ha incrementado en 6 puntos porcentuales. Los déficits de capital son mayores en microempresas y pequeñas empresas, ya que las políticas actuales absorben solo una cuarta parte de sus déficits de capital, frente a más de dos quintos en el caso de las grandes empresas. Sin respaldo de capital adicional, están en peligro 15 millones de empleos. Hará falta aproximadamente entre 2% y 3% del PIB para paliar el déficit de capital y proporcionar a las empresas fondos propios suficientes para que dejen de estar en dificultades, y habrá que hacerlo centrándose exclusivamente en las empresas que eran solventes antes de la COVID-19. Se necesita la participación tanto del sector privado como del público.
Alfred Kammer y Laura Papi, en Dialogo a Fondo, blog del FMI
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