Ud. tiene un conocimiento con el presidente del PIT-CNT, Fernando Pereira, que viene de larga data. ¿De dónde proviene el vínculo?
Si bien él es unos pocos años más joven que yo compartimos la experiencia generacional de lo que fueron los primeros tiempos del retorno de la democracia, además de tener una raíz filosófica común. Yo inicié mi vida política en la Democracia Cristiana y él reconoce y sigue teniendo hoy una vinculación con el pensamiento humanista cristiano. Entonces hay coincidencias ideológicas y esas cosas llevan a que haya un nivel de diálogo que esperemos que pueda ayudar, más allá que tengamos las diferencias y la discusión que correspondan.
¿Cómo imagina la relación del Ministerio con los sindicatos y las cámaras empresariales?
Imagino que serán fluidas, de diálogo. Creo que el gran desafío que tiene este ministerio es colocar el péndulo en el centro. Años atrás el movimiento sindical se quejaba que los gobiernos de la época habían sesgado su orientación a favor de las cámaras empresariales y luego los últimos años fueron los empresarios que han planteado que el gobierno saliente flechó la cancha a favor del movimiento sindical. Es tiempo de lograr una actuación y una postura ecuánime, que le genere a las dos partes garantías y que sientan que el gobierno es confiable.
La toma de decisiones va a ser con una mirada puesta en la búsqueda de una equidad entre lo que significan demandas que muchas veces tienen contradicciones y otras no. Y esto es lo otro que hay que poner arriba de la mesa. Me parece muy importante en una secuencia de mediano plazo, no inmediata, construir la idea de que hay un terreno obviamente no total sino parcial en donde los intereses del empleador y del trabajador son compatibles, donde el éxito empresarial es también un éxito para el trabajador. No significa desconocer que hay zonas de contradicciones, pero la idea de contradicción extrema hay que ir alivianándola.
“Un objetivo es que la cultura uruguaya valorice fuertemente la responsabilidad, la disciplina, el cumplir con las reglas, que son la contracara de los derechos”
Lo otro que me parece fundamental desarrollar, y por eso está la idea de la flexibilidad en las negociaciones, es que el gobierno tiene que ser la voz de los que no están sentados en la mesa de negociación. ¿Quiénes son? Los trabajadores que no tienen empleo, los de pequeñas y micro empresas que no tienen en general organización sindical por un tema de escala y los pequeño y micro empresarios que no tienen peso en las negociaciones sectoriales. Ahí la voz del Estado y del gobierno buscará ayudar a flexibilizar para que las decisiones globales no se lleven puesto a los más débiles.
¿Considera que el Estado tiene que estar en una posición neutral? ¿o para ser justo y ecuánime debe tender hacia el lado más desfavorecido?
Creo las dos cosas. Hay que ser justo y ecuánime y eso significa poner arriba de la mesa intereses que de pronto no están contemplados para que esas negociaciones sean más virtuosas y con mayor éxito. Una cosa es decirlo y otra es después la aplicación concreta, estas son orientaciones generales, ideas fuerza que van a orientar el trabajo en la cartera.
¿Está de acuerdo con derogar el decreto sobre ocupaciones tal como se ha planteado?
Estoy de acuerdo en que no se deben admitir las ocupaciones de los lugares de trabajo, lo dije en campaña electoral, lo han dicho todos los partidos que integran la coalición de gobierno. No hay en esto ninguna novedad. El movimiento sindical sabía y sabe que este gobierno va a estar en una línea de no aceptar ese instrumento de conflicto como válido. El gobierno actual ha tenido una vara diferencial entre el sector público y el privado. No tolera las ocupaciones de oficinas públicas y las desaloja inmediatamente, pero sí las tolera en las privadas. Nosotros decimos que no, que tiene que ser una tabla igual y por lo tanto no deben tolerarse las ocupaciones en ninguno de los dos ámbitos
La reforma de la seguridad social “es una tarea que tenemos que hacer conjuntamente todos los partidos en base a un diálogo”
En el compromiso de la coalición se habla de “defender el poder de compra del salario”. ¿Es esta una prioridad? ¿Cómo se hace esto junto con la creación de empleo?
El objetivo de mantener el poder de compra del salario es muy importante y está escrito o sea que vamos a trabajar para eso. Es ya es un indicador de que algunas cosas que dicen desde el movimiento sindical y también desde el propio gobierno saliente no tienen fundamento. No es fácil porque estamos en un contexto de fuertes restricciones en materia económica, pero hay una línea de compromiso que vamos a tratar de cumplir. Significa buscar caminos en una situación que, en tiempos de crisis, genera una tensión con el empleo en que a veces los acuerdos salariales pueden representar la pérdida de puestos de trabajo. Y ahí volvemos al tema de la flexibilidad. La tensión entre empleo y salario hay que manejarla con un nivel de diversidad en las soluciones que atienda la diversidad en las realidades.
¿Cuánto pesan las observaciones de la OIT? ¿Está prevista una hoja de ruta para el levantamiento de estas observaciones?
Nosotros hemos tomado contacto con el proyecto de ley que presentó este gobierno el 4 de noviembre al Parlamento y la verdad en una primera mirada, no todavía con una definición concluyente, nos parece que es un buen instrumento normativo de solución. No descartemos que ese mismo proyecto pueda ser el que en definitiva estemos impulsando o uno bastante parecido.
¿Qué temas se abordaron en la reunión de transición que tuvo con el actual ministro Ernesto Murro? ¿Estuvieron los asuntos de consejos de salarios y UPM?
De los consejos de salarios no se habló prácticamente nada, por eso las declaraciones de Murro a la salida estaba referidas a otras declaraciones de otras personas, no tenía que ver con lo que hablamos en la reunión. Se habló sí de UPM. Nos pusieron al tanto de cómo venía el proceso, de la instalación de las oficinas del MTOP en Paso de los Toros, de un diálogo muy fluido y permanente con la empresa, que hay unos 700 trabajadores allí y los avances y protocolos acordados. Lo que se señaló que en los últimos tiempos no hubo una participación directa del SUNCA y yo en principio creo que es muy importante que haya una voz sindical acompañando, convalidando y negociando todos los aspectos del proceso.
En la reunión solicitó información sobre Inefop e Inacoop ¿eso está orientado a eventuales auditorías?
No, son dos cosas independientes. Así como nos entregaron una serie de documentos sobre la gestión del ministerio en sentido estricto, también estamos solicitando una información sobre la gestión y lo actuado por el Inefop e Inacoop. El tema de las auditorías es independiente de si uno tiene una opinión crítica o no sobre las gestiones. Yo a priori quiero ver, no tengo una opinión. Pero me parece que obviamente todos, los salientes y los entrantes, deberíamos estar muy conformes de que haya esa auditoría,
porque es lo que da veracidad y seriedad al estado de situación en el momento en que se produce el cambio de gobierno. Es como el punto cero. Para ellos como el final de su trabajo y para nosotros como el comienzo del nuestro. Hay que tener bien claro dónde estamos parados.
¿Cree que hay que recuperar la cultura del trabajo en nuestro país? ¿Cómo piensa abordar del Ministerio los desafíos que plantea, por ejemplo, la “uberización” del trabajo y de la economía?
No tengo ninguna duda que un objetivo es que la cultura uruguaya valorice fuertemente la responsabilidad, la disciplina, el cumplir con las reglas, que son la contracara de los derechos. No hay derecho sin deberes y eso está en la base de la convivencia social y no hay beneficios sin responsabilidades. Son las dos caras de la misma moneda.
En cuanto al cambio tecnológico, vino para quedarse. Pelear contra eso es como pelear contra los molinos de viento. Lo que hay que hacer es ponerle el cascabel al gato y generar las condiciones para la vigencia de las normas laborales y las reglas de juego. Y también, algo que me parece muy importante, formar al trabajador para los puestos del futuro. Esto está totalmente vinculado con el tema educativo. La reforma educativa que hay que impulsar en este período de gobierno tiene que tener un componente, una columna vertebral, que es la actualización de la enseñanza y los contenidos educativos. Eso implica un esfuerzo importante de prospectiva para establecer qué roles laborales van a ser objeto de demanda en los próximos años en las sociedades que vivimos.
Uno habla con la Cámara Uruguaya de Tecnologías de la Información (CUTI) y todo el mundo dice que debe y que podría haber muchos más puestos de trabajo. Incluso la empresa Tata trae trabajadores formados en tecnología de la información de la India. En Uruguay se necesitarían probablemente 2000 personas más formadas por año en ese campo. Es una demostración de que este tipo de calificaciones van a ser requeridas en el futuro y hay otras que van a ir desapareciendo. Así es la historia de la humanidad, no es una novedad. Yo soy de los que cree que no es que se acabe el trabajo, sino que cambian los contenidos y, por lo tanto, una persona en la mitad de su edad que se queda sin laburo y que tiene que ir a un curso de recalificación hay que formarlo para roles que tengan demanda futura.
Una última cuestión, pasando al área de la seguridad social. Parece inevitable que exista una reforma previsional. La pregunta es, ¿cuáles serían los criterios rectores de esa reforma? ¿Será una reforma integral?
Bueno, esa pregunta yo no me animaría a responderla hoy. Primero estoy totalmente de acuerdo que es un tema central del gobierno que comienza en marzo. Y no lo decimos nosotros, sino que lo han dicho los principales referentes del gobierno saliente. Danilo Astori hace dos años dijo que el próximo gobierno iba a tener como principal tarea la reforma de la seguridad social. No entiendo por qué no se encargó él de arrancar, si era tan urgente. Ahora, esa es una tarea que tenemos que hacer conjuntamente todos los partidos en base a un diálogo para el cual habrá que elaborar documentos de discusión y eso va a llevar un tiempo. Cada uno tendrá sus ideas sobre cómo hay que reformar la seguridad social y, sobre todo, hay que mirar muy bien los números para ver dónde están los problemas de viabilidad y sustentabilidad y de qué manera acordamos. Ojalá sea como política de Estado, porque yo espero una reforma que nos dé la garantía a los uruguayos de tener un sistema de seguridad social con una perspectiva de larga duración.
¿En la ley de urgente consideración hay algo previsto sobre este asunto?
Yo no la conozco la ley todavía, porque ha sido elaborada por el Partido Nacional y aún no ha sido distribuida. Lo que se distribuiría sería un borrador. Creo que todo el paquete de seguridad social debería discutirse en el ámbito de un grupo de trabajo multipartidario, con participación del Parlamento y también con la voz de los actores sociales. Entonces, no me parece lo mejor que haya algún adelanto de medidas sueltas cuando lo que se debe hacer es una reforma estructural.